En poco más de medio año se ha pasado de un clima de euforia a un ambiente de incertidumbre y cierta deseperación.

Tras ganar el pasado Mundial practicando un juego espectacular y brillante, la selección no ha conseguido mantener el nivel mostrado en el torneo -y antes en la fase de clasificación-. Algo que parecía meramente anecdótico ante México en agosto, se ha convertido en una norma. España no convence y éso es una realidad.

Es la misma España, los mismos jugadores, el mismo técnico y el mismo sistema, pero algo ha cambiado. No sólo no acompañan los resultados, sino que el juego ha caído en picado. Es ahí dónde recibe las crítricas 'la roja'.

Las alarmas han saltado tras el cuarto partido amistoso. Se ganó a Colombia, que mereció más, pero ni rastro de tiqui-taka. No fue la hecatombe de Argentina o de Portugal, pero el juego fue prácticamente el mismo. Si estas dos arrollaron a los de Del Bosque gracias a la rapidez e intensidad, Colombia sólo tuvo que plantear batalla en el centro del campo. España no encuentra soluciones, ni para los que salen a tumba abierta ni para los que se encierran en su campo.

Los cambios de Del Bosque no convencieron, a pesar de ser cambios naturales, hombre por hombre.

Entre tanto nubarrón, un rayo de luz: Iniesta. El mejor de España. Dio un recital de pases y regates en el primer acto. En el minuto trece dio una asistencia bellísima a Villa para marcar el primero, pero el asturiano falló. Al final, se contagió del atasco que sufrió su equipo para atravesar las líneas colombianas. Al ser sustituido por Navas, el Bernabéu le dedicó una espectacular ovación.

Y ante esto, ¿el problema es entonces de falta de actitud? ¿Se ha relajado la selección tras tocar la gloria? Lo que está claro es que esta España sólo sabe competir, ya que ha dado la talla sólo en los dos partidos de clasificación para la Euro. Sin embargo, le 'sobran' los amistosos.

El seleccionador no quiere debates: "No podemos quejarnos, la actitud de los jugadores y el esfuerzo ha sido grande", dijo nada más acabar el partido, que incidió en que "no hubo desgana".

Sin embargo, esa misma cuestión fue trasladada a los jugadores, que también se defienden de un posible acomodamiento.Silva no cree que exista falta de motivación: "Siempre se viene con ganas para jugar partidos de la selección. Saltamos al campo para dar el cien por cien pero no siempre las cosas salen como queremos. Es verdad que es difícil estar siempre al mismo nivel porque jugamos muchos partidos durante el año, pero en los partidos de la selección siempre venimos motivados".

En palabras de Cazorla, "este grupo sabe que del pasado no se puede vivir, que hay que vivir del presente y seguir trabajando para conseguir más éxitos como la Eurocopa y el Mundial". Un presente muy incierto.