Se dispara la fiebre por correr: cómo pasar del atleta popular al runner tecnológico

Piernas de un hombre participando en una prueba de 'running'.
Piernas de un hombre participando en una prueba de 'running'.
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Piernas de un hombre participando en una prueba de 'running'.

"Antes corría poca gente, que se lo tomaba muy en serio y quería superarse. El atleta popular no solía guiarse por planes de entrenamiento, aunque era muy concienzudo. Ahora dispone de mucha información. Ya no compite consigo mismo, sino que ejercitarse forma parte de una manera de vivir saludable y de una práctica bien vista socialmente".

Con esta reflexión, resume la evolución del atletismo aficionado Juan Botella, gerente del Club Deportivo Correcaminos, el único que organiza en España dos pruebas con la máxima calificación de Golden Label –maratón y medio maratón de Valencia– de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF).

Esa acumulación de información afecta a todas las facetas del entrenamiento. Si en el pasado el corredor popular se guiaba por publicaciones escritas como Nou Pindaro, Carricolari o Sport Life principalmente para elaborar su calendario de pruebas, ahora chatea en foros como el de runners.es, forofosdelrunning.com, foroatletismo o, si opta por carreras de montaña, trailrunning.

En ellos comparte novedades como los últimos modelos de calcetines para evitar ampollas, camisetas que miden las pulsaciones o experimentos con tejidos que permitan reutilizar la energía del propio corredor para recargar su portátil o activar la luz frontal.

Aplicaciones y foros para mejorar el rendimiento

Aplicaciones de teléfono móvil como Runkeeper o Runtastic le aportan planes de entrenamiento con el fin de incrementar su resistencia y velocidad. Otras, como Sport Tracker, le permiten elaborar un diario personal. Mientras que Endomondo, además de sumar cada metro que recorra, le avisa de sus necesidades de hidratación.

Consultando en carreraspopulares.com, confecciona su calendario de pruebas, ya se trate de las clásicas llanas, de cross, montaña (trail) o de algunas con obstáculos más exigentes, como las denominadas gladiator (Pontevedra, Asturias o Madrid ofrecen buenos ejemplos) o las spartan race (Bilbao ya ultima su edición de junio).

Si se inscribe con varias semanas de antelación se ahorrará algunos euros. Años atrás, el certificado de pago resultaba necesario y la mayor parte de pruebas admitía apuntarse minutos antes; ahora todas buscan cuadrar la cifra de inscritos con la máxima anterioridad. Basta entrar en la web del organizador, poner número de visa y a entrenar para correr los 15.800 metros de Santurce a Bilbao o los 10 kilómetros de la decana y casi centenaria prueba barcelonesa Jean Beouin.

Algunas de estas competiciones entregan una surtida bolsa de regalos a cada corredor, con botella de vino y cuña de queso incluidos, como en el caso de la manchega Villamayor de Santiago. Otras han rebajado sus obsequios ante la proliferación de carreras y la reducción de patrocinadores.

"Hace una década había menos pruebas y un número inferior de corredores en cada una. También más pequeños patrocinadores.

En la actualidad los gastos resultan superiores, ya puedes desembolsar 30.000 euros en botellas de agua para entregar en los ocho avituallamientos de un maratón, con lo que destinas casi todo el presupuesto a costes de desarrollo de la competición", explica Francisco Larrey, director ejecutivo de Tallentum, empresa especializada en organizar eventos deportivos.

El incremento de participantes en las pruebas se debe, en gran medida, al crecimiento de la afición por correr entre mujeres, aunque la paridad se percibe más en los entrenamientos que en la intervención en competiciones.

Los datos que maneja Nosotras Deportistas reflejan alrededor del 15% de atletas femeninas en maratones en España y del 20% en medios maratones. Las cifras aún andan muy lejanas del 45% de participación de mujeres en los maratones estadounidenses.

La moda de correr descalzos

Algunos corredores se hallan a punto de adoptar la crucial decisión de despojarse de las clásicas zapatillas de su marca de cabecera y correr descalzos (alternativa popularizada como barefoot –siempre anglicismos–) o limitarse a las sandalias con escasa suela a modo de solución intermedia y adscribirse a la creciente corriente minimalista.

Una vuelta a los orígenes. Una reminiscencia del etíope Abebe Bikili ganando el maratón de los juegos olímpicos de Roma.

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