Las increíbles anécdotas de Ronaldo contadas por un compañero suyo en Corinthians

  • El uruguayo Betito Acosta compartió vestuario con 'El Fenómeno'.
  • Ronaldo ganó una Copa de Brasil y un Campeonato Paulista en esa etapa.
El exfutbolista brasileño Ronaldo Nazario.
El exfutbolista brasileño Ronaldo Nazario.
EFE
El exfutbolista brasileño Ronaldo Nazario.

Betito Acosta es un exfutbolista uruguayo que vistió la camiseta del Corinthians en 2008 y 2009, y tal y como relata en una extensa entrevista con Referí, hizo muy buenas migas con Ronaldo Nazario de Lima, que jugó en el Timão durante los dos últimos años de su carrera. Fue nada más aterrizar el crack cuando el modesto futbolista uruguayo tuvo una conexión especial con él, lo que le ha permitido desvelar fantásticas anécdotas:

"Tuve la 'suerte' de haberme roto la tibia y me faltaban dos meses para volver a jugar cuando él llegó, así que los dos primeros meses entrené aparte con él. Hicimos buena amistad. Recuerdo que yo no necesitaba triple horario, pero él me pidió que lo hiciera con él para que no tuviera que entrenar solo. ¿Cómo le iba a decir que no? Así que pasé dos meses empezando a entrenar a las 6 de la mañana".

Acosta cuenta cosas increíbles de Ronaldo: "El tráfico en San Pablo es brutal. Yo vivía a 10 minutos del campo de entrenamiento y me podía comer dos horas de atasco. Un día estábamos en el entreno y Ronaldo no había aparecido, cuando de repente comenzamos a sentir las aspas de un helicóptero. Era Ronaldo... ¡en pijama! Se cambió y se entrenó. El entrenador no le dijo nada. ¿Qué le iba a decir? Si luego 'la mandaba a guardar'".

"Yo no quería comerme esos atascos, así que como ya tenía confianza con él, le pregunté. 'Ronnie', ¿el helicóptero es tuyo? No, no no. Lo alquilo. ¿Y cuanto te cuesta? 3.000 reales (unos 700 euros por viaje). Deja, me sigo levantando a las cinco de la mañana para ir en coche'", afirma el uruguayo entre risas.

"Este tipo de jugadores vive en otro mundo. Un día llegó con una bolsa y repartió 3 millones de reales entre todo el plantel (unos 700.000 euros). Era el dinero que había cobrado de un patrocinio", afirma.

"Mandaba más que el entrenador. Un día salimos a tomar un asado y al día siguiente jugábamos. El entrenador nos dejó hacer fiesta con la condición de que volviéramos a las 12. El capitán nos avisó de que eran las 3 y 'el gordo' dice: 'Aquí el que manda soy yo, así que nos quedamos todos y mañana volvemos'. Así hicimos. El día siguiente ganamos 5 a 1'", concluye.

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