Soraya, escaparatista, ha renunciado a su profesión por su pasión y, para ganarse la vida, da clases de boxeo. Para María, esteticista, es más fácil compaginar su trabajo con este deporte, que es «mi
vida». Cuando ganan consiguen poco dinero, pero, como apunta Soraya, «no hay dinero que pague la satisfacción que da ganar».
Todo por una pasión
El domingo irán a por el oro, y para conseguirlo se entrenan cada día cuatro horas. Han renunciado a cosas tan importantes como tener una pareja y llevan una alimentación muy controlada, y un descanso a rajatabla... «como los deportistas de élite», apunta Soraya, que confiesa que lleva una semana pensando en el torneo.
Y es que el boxeo está presente en su familia desde hace dos generaciones. Un caso distinto al de María: «A mi familia no le hizo gracia, pero lo han aceptado».
Contentas porque cada vez hay más mujeres boxeando, agradecen a la que será la madrina del campeonato, María Jesús Rosa (campeona del mundo y cuatro veces de Europa), que abriera el camino en nuestro país. Ambas sueñan con acudir a los Juegos Olímpicos de Pekín y con convertirse en profesionales.
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