De las dudas iniciales al Madrid más regular: las claves de una Liga blanca cinco años después

Sergio Ramos celebra el gol del empate en el 90 ante un desolado Messi.
Sergio Ramos celebra el gol del empate en el 90 ante un desolado Messi.
EFE
Sergio Ramos celebra el gol del empate en el 90 ante un desolado Messi.

Nadie dijo que fuera fácil. Y, de hecho, no lo ha sido. El Madrid tuvo que esperar hasta la última jornada para cantar el alirón en la Liga.

Un título que llega después de cuatro años en blanco y en los que el dominador ha sido un Barça que le ha disputado el trofeo este año hasta el último partido de la temporada.

Sin embargo, el Madrid ha sido al final el más regular, mejorando en defensa y con un poderío tremendo en ataque, marcando en todos los partidos que ha disputado.

Estas han sido las claves para que la Liga haya caído del lado blanco y no azulgrana.

El sueño de la liga. A nadie se le escapa que el objetivo principal de esta temporada en Chamartín era recuperar el tiempo perdido en la Liga. Cuatro años sin ganarla eran muchos así que el reto sería devolverla a las vitrinas blancas. Y por ello se conjuraron equipo, directiva y afición.

Dudas de inicio. Tras un buen inicio de Liga, las dudas llegarían a finales de septiembre, entre las jornadas 5 y 7, cuando el Madrid se dejó seis puntos en sus enfrentamientos ante Villarreal, Las Palmas y Eibar. Rápidamente enderezaría el rubo el equipo madrileño, con seis jornadas consecutivas logrando la victoria, justo hasta el primer clásico del año en el que empató en el Camp Nou.

El Barça se deja 16 puntos. El Barça también falló de inicio. Con la derrota ante un recién ascendido Alavés en la tercera jornada, el empate ante el Atlético en la quinta y otro varapalo contra el Celta en la séptima, el Barça se había dejado por el camino ocho puntos en siete jornadas y se colocaba en la cuarta posición de la tabla clasificatoria. Los peores presagios rondaban sobre el club culé y la figura de Luis Enrique como entrenador comenzaba a cuestionarse.

Mejora la solidez defensiva. Entre los peros a este Madrid de Zidane estaba la mala respuesta defensivca en contraposición al brillante ataque con el que cuenta el equipo –no ha dejado de marcar en todo el campeonato–. Algo que ha ido mejorando el francés, haciendo hincapié en las últimas semanas en este aspecto, vital en una competición regular como la Liga.

El clásico. El Madrid se veía con el título en el bolsillo antes del clásico de hace unas semanas en el Bernabéu. De haberlo ganado, habría sentenciado la Liga. Pero fue el Barça quien se llevó la victoria del coliseo blanco en el último suspiro, lo que hizo temer lo peor. Sin embargo, el equipo de Zidane se supo reponer en las siguientes jornadas, en las que no falló en ningún partido.

Las rotaciones. Para poder cumplir el objetivo, Zidane ha tenido que echar mano del fondo de armario. El ya famoso equipo B del Madrid salió al paso en los últimos partidos ligueros y dio tan buen resultado como el, en teoría, titular. La segunda unidad del Madrid ha cumplido con nota, sobre todo en el tramo decisivo del campeonato.

El partido aplazado de Vigo. Lo que en febrero, en la jornada 21, resultó un contratiempo para el Madrid, acabó siendo un as bajo la manga para el conjunto de Zidane, que siempre ha 'jugado' con ese partido aplazado. Los blancos asaltaron Vigo y, con ello, el liderato de la Liga en el momento idóneo, a falta de una jornada y para depender de sí mismo en el último desafío de la temporada.

Míchel, al final. El morbo estaba servido. El Madrid se jugaba la Liga en el último partido y ante un equipo entrenado por un exmadridista, en este caso el Málaga de Míchel. El recuerdo de las dos ligas perdidas en Tenerife ante Valdano sobrevoló el cielo de la capital, pero esta vez las sonrisas se han quedado en Chamartín.

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