Es invencible: Rafa Nadal gana su noveno Roland Garros y mantiene el número 1 mundial

Rafa Nadal muerde la copa de los mosqueteros tras ganar su noveno Roland Garros. Derrotó a Novak Djokovic en la final parisina por 3-6, 7-5, 6-2 y 6-4.
Rafa Nadal muerde la copa de los mosqueteros tras ganar su noveno Roland Garros. Derrotó a Novak Djokovic en la final parisina por 3-6, 7-5, 6-2 y 6-4.
EFE
Rafa Nadal muerde la copa de los mosqueteros tras ganar su noveno Roland Garros. Derrotó a Novak Djokovic en la final parisina por 3-6, 7-5, 6-2 y 6-4.

No hay adjetivos posibles para calificar a Rafael Nadal cuando el manacorí salta a la pista central de Roland Garros, la Philippe Chatrier, a disputar la final del Abierto Internacional de Francia. Entre otras cosas, porque cada vez que lo hace se lleva el torneo. Este domingo lo logró por novena vez, quinta consecutiva, y afianza de nuevo una certeza: estamos ante el mejor deportista español de todos los tiempos.

Este año, además, el premio era doble, ya que al ganar Nadal el torneo consigue también mantener el número 1 del mundo, que hubiera recaído en su rival, Novak Djokovic, de haber sido el serbio el ganador. Nadal consigue así igualar al legendario Pete Sampras en número de Grand Slams (14) y ya sólo Roger Federer puede decir que ha levantado más trofeos que el manacorí (con 17). Además, ya es el jugador que ganado más veces en el polvo de ladrillo de París (a principios del siglo XX, el francés Decugis ganó ocho finales) y el que más veces lo ha ganado de manera consecutiva, superando a Borg, que también tenía cuatro.

La cruz fue para Djokovic. El serbio perdió su segunda final en París (la primera, en 2012) y sigue teniendo como asignatura pendiente ganar en París. El de Francia es el único Grand Slam que no tiene en su palmarés. Decía Rafa Nadal, tras ganar, que estaba convencido de que el de Belgrado lo conseguirá algún día. Mientras este él en el circuito, parece harto improbable.

Un partido de menos a más

El partido empezó con solidez en los servicios de ambos jugadores. Djokovic, muy agresivo, mientras que Nadal, más a la defensiva, mantenía bien su saque. No fue hasta el octavo juego cuando Djokovic logró el primer break del partido, poniendo el marcador en 5-3 a su favor. El serbio logró la rotura en el momento justo y con su saque, en el juego siguiente, no desaprovechó la oportunidad de llevarse el primer set.

En el segundo set, Nadal tardó menos en romperle el servicio al serbio. Fue en el quinto y con intriga. Cuando parecía que lo había logrado, Djokovic reclamó a Pascal Maria, juez de silla, y el árbitro anuló el punto del de Manacor. Pero el campeón parecía empeñado en llevarse ese juego y lo consiguió. El problema fue que Djokovic hizo lo propio en el juego siguiente y volvió la igualada al marcador, con 4-4.

Con 6-5 en el marcador, Nadal consiguió romper por segunda vez en el partido el servicio del serbio y se anotó el segundo set. Lo celebró con mucha rabia porque era fundamental. Luego se vería que estaba en lo cierto.

Tercer set, plácido

Djokovic acabó muy tocado psicológicamente el segundo set y Nadal no quiso desaprovechar la ocasión. Soltó el brazo y aprovechó los nervios del eslavo, de modo que en apenas 15 minutos llevaba ya una ventaja de 3-0 en el marcador.

Con 4-2, Rafa tuvo verdaderos problemas para sacar adelante su servicio, en un juego larguísimo y que se presumía clave para el devenir del encuentro. Varias igualadas que al final pudo decantar Nadal de su lado. Con 5-2, el balear logra ganar el servicio siguiente de Nole y se apuntó el tercer set.

El cuarto set tenía que ser el último para el mallorquín. No le quedaba otra, porque conforme iban avanzando los juegos, se le veía más y más cansado. Tuvo la suerte de que el bajón físico le llegó con 4-2 a su favor (había roto el servicio de Nole en el sexto juego), pero cuando tenía la final en la mano, vio como Djokovic igualó a 4. Pero sacando fuerzas de flaqueza, cuando al final de cada punto Nadal tenía que parar y descansar, logró ponerse 5-4. La presión la tenía el serbio y Nadal no desaprovechó su primera bola de partido, o más bien fue Djokovic quien cedió el punto definitivo, con una doble falta. Injusta manera de acabar el partido del bravo jugador serbio, pero para entonces, Rafa ya estaba en el olimpo del deporte.

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