El Granada, efectivamente, controló. Y también gozó de ocasiones. Pero la posesión del balón no se tradujo en un juego entretenido, sino algo aburrido y soporífero. Con estos mimbres se construyó la primera parte a la espera de un gol.
Y éste llego a los seis minutos de la segunda gracias a Iñaki. El Granada no se conformó con el 1-0 y buscó el gol de la tranquilidad, pero el Alcalá endureció su juego hasta el punto que Puntas acabó expulsado.
A cinco minutos del final, Osuna cabeceó un balón que, tocado por un defensor, entró en la portería. Un jarro de agua fría que encontró solución con la salida de Josemi, que tres minutos después del gol visitante lograba la vaselina de la victoria.
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