Comenzó el Espanyol intentando mostrar su superioridad de categoría con el Rayo, que despertó e hizo que los blanquiazules desaparecieran del campo. Diego Torres abrió el marcador con un penalti (min. 42) que desestabilizó aún más al Espanyol. En la reanudación, la posesión fue del conjunto catalán, pero el peligro lo puso un Rayo que se iba desgastando físicamente.
Coincidió la entrada de Luis García con dos posibles penaltis a favor del Rayo que el árbitro no pitó, dos elementos para la polémica que se sumaron cuando, con los tres minutos de tiempo añadido cumplidos, Ferreiro vio una dudosa mano del central Amaya. Muñoz detuvo el disparo ajustado de Luis García, pero el árbitro mandó repetir y García empató sobre la bocina.
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