El piloto de motos Pol Espargaró llega a El Born, el antiguo barrio de pescadores de Barcelona, en coche. Le trae su madre y 20 minutos le acompaña en una sesión de fotos para uno de sus patrocinadores, las gafas de sol Arnette, al lado del Museo Picasso.

Después de los flashes y los focos, Pol, que cumplirá 19 años el 10 de junio, repasa, en una terraza cercana a la Catedral del Mar, su nueva vida. "Me he independizado. Vivo en una casa partida por la mitad con mi hermano, Aleix, piloto de MotoGP".

Ese nuevo hogar está en L’Ametlla del Vallés. A 10 minutos de su Granollers natal: "Estoy todo el día viajando y, cuando vuelvo de los circuitos, sólo quiero tranquilidad y relax".

Polyccio, como le llaman sus amigos –"me gusta el italiano y buscando un mote encontré mi nombre italianizado"–, hará el 5 de mayo la prueba de acceso a un módulo de grado superior de diseño gráfico: "Creo que es lo que menos me costaría estudiar. Me ayudaría mucho a hacer mis tonterías, mis logos, los diseños para los cascos, la ropa y la moto".

Aunque cada vez es más conocido, "todavía la cosa no llega al fanatismo de que me persigan las fans". Sí que tiene que tener cuidado con las salidas nocturnas, "por mí, por mis seguidores y por mis patrocinadores. Un deportista debe dar ejemplo".

Pol buscará su primera victoria de la temporada este fin de semana en Jerez. "Este año el título de 125 cc va a ser mío", concluye.

¿Una chica en las motos?

Pol Espargaró, que a los tres años ya estaba subido en una moto gracias a la gran afición de su padre, y que ahora viaja a 247 km/h en su Derbi, duda sobre la posibilidad de que una chica llegue al Mundial de Motociclismo.

"Las motos siempre han sido de chicos. Es un deporte muy masculino, en el que casi no hay ni mecánicos mujeres", afirma el de Granollers. Sin embargo, puntualiza: "Si llegara alguna y lo hiciera medio bien, ganaría el triple que, por ejemplo, un subcampeón masculino".