Michael Phelps y Ryan Lochte, con ustedes el agua

  • Phelps aspira a superar el récord de la rusa Latynina, 18 medallas olímpicas.
  • Lochte, a batir a su íntimo amigo y confirmarse como el mejor nadador del mundo.
  • Todo sobre los Juegos de Londres 2012.
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Phelps y Lochte, tras una carrera
Phelps y Lochte, tras una carrera
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Phelps y Lochte, tras una carrera

Ashley abrió la puerta de su casa algo mosqueada. Algo olía a chamuscado y no tardó en averiguarlo: en medio de su bonito porche, una bolsa de contenido no identificado prendía como una tea. El contenido lo identificó por el olor, en cuanto intentó apagarlo de un pisotón y la mierda salió disparada como un aspersor.

El culpable, que apenas podía aguantarse la risa a cinco o diez metros, solo podía ser su novio Ryan Lochte (Nueva York, 3 de agosto de 1984). También conocido por el público como el mejor nadador del mundo. La maloliente anécdota resume su forma de encarar la vida: primero disfrutar y vivir, luego nadar. A Ryan, antes surfista que nadador, se le viene encima el gran tsunami: en los Juegos Olímpicos de Londres tendrá que vérselas con su íntimo amigo Michael Phelps (Baltimore, 30 de junio de 1985). También conocido por el público como el mejor nadador de la historia.

Los adjetivos superlativos, que tan bonitos quedan en cada crónica, se necesitan para reflejar la magnitud de su duelo, el DUELO, con permiso del Bolt-Blake, el otro centro de atención de los Juegos Olímpicos y del propio Lochte, que ha jurado hacer "lo que haga falta" para no perderse la final de los 100 metros.

Hay que creerle. Ya se saltaba entrenamientos en la piscina cada mañana que despertaba y veía buenas olas en el mar. Pero cuando entra en la pileta, la cosa cambia: seis días a la semana y seis horas al día, enorme talento bien encauzado y autoconfianza de sobra para afrontar el reto supremo: "Puedo ganar a Michael". Quizás, de cuantos nadadores ocupan trampolín y calle junto a Phelps, Lochte es el único convencido de poder batirle. Y lo consigue. Su éxtasis llegó en los Mundiales de Shanghai, donde se colgó cinco oros, varios con Phelps a su vera. En total, Lochte colecciona 41 medallas en Campeonatos del Mundo, en piscina larga o corta.

Antes de cada competición, un accidente

Él asume con naturalidad la cita olímpica: total, sabe que en los días previos sufrirá alguna caída, golpe o accidente. No fallan antes de cualquier evento mayúsculo, ya sea cayendo de su moto, jugando con su perro o bailando break-dance... "Así es él, o le quieres o le quieres", han dicho sus amigos en Florida, que le auguran un gran futuro en los medios: "Terminará teniendo un programa televisivo, desborda carisma".

Necesitará de su inmensa calidad y de un motor fueraborda para derrotar a Phelps. La leyenda del 'Tiburón de Baltimore' es ya bien conocida: el niño con déficit de atención que temía al agua y se refugió en ella para huir de las constantes peleas de sus padres (él, policía que terminó huyendo; ella, Deborah, profesora, su tótem); el chico que a los 11 años batía récords de edades superiores; el adolescente que participó en sus primeros Juegos con 15 años; el nadador que  se llevó seis oros y dos bronces en Atenas 2004 y la leyenda del formidable Cubo de Pekín: escenario de la mayor proeza olímpica vista, 8 medallas de oro, una tras otra.

En Londres mantiene semejante apetito, el mismo que le hace desayunar 8 huevos cada mañana y proveerse de 7.000 calorías para el esfuerzo que tocará hacer en la piscina. La leyenda de las calorías, ni la confirma ni la desmiente. En Londres se ha apuntado a 7 pruebas y topará con Lochte en los estilos. Y ojo, porque en los trials ya ha vuelto por donde solía, formando olas a su alrededor. Phelps competirá contra Lochte y contra Larissa Latynina, la gimnasta rusa que llegó a las 18 medallas olímpicas. Michael tiene 16.

¿Más leyendas sobre Phelps? No, no tiene escamas y sí, su desgarbado cuerpo parece diseñado para la natación: manos grandes, torso gigantesco, piernas cortas para una mayor propulsión, y envergadura de 2,06 metros de brazo a brazo. No sería el canon de Leonardo, pero sí el de Poseidón. Añádase a la receta su capacidad de esfuerzo y Bob Bowman, mentor y segundo padre, el hombre que ha mantenido a Phelps fuera de la piscina solo siete días en siete años. "¿Por qué entrenamos todos los días de la semana?" Le preguntaron un día. "Porque así nuestros rivales que entrenen menos tendrán una séptima parte menos de opciones para ganarnos".

Las únicas certezas en Londres estarán fuera de la piscina: Phelps se afeitará un día antes de competir, Lochte ordenará toda su ropa por colores (a maniático no le gana Rafa Nadal) y ambos se buscarán nada más terminar la carrera, pase lo que pase. Ah, y Phelps, tímido él, seguirá partiéndose de risa cada vez que su amigo Ryan acuda a Facebook para contar que "está a punto de sentarse en el bus". Sí, va a sentarse, pero en otro trono.

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