Dedicarse al deporte de alto nivel es una vida de sacrificio, muchas veces muy por encima de los éxitos y retribuciones que trae. Hay miles de casos en todo el mundo en los que atletas de diferentes disciplinas han pasado por auténticos calvarios, suban o no al podio. Es el caso de la ex rider Amy Williams.

La británica vivió su momento cúlmen en los Juegos Olímpicos de Invierno de Vancouver 2010. Fue la única que logró una medalla para la delegación de su país, un históico oro en skeleton que la colocó en la cima del mundo. Sin embargo, por el camino, se dejó su salud.

Dos años después de esa medalla, Williams dejó el deporte. Las lesiones de espalda que le acarreó la práctica deportiva le ha dejado prácticamente imposibilitada para tener una vida normal. A sus 36 años, se lamenta de que haya tenido que pasar cuatro veces por el quirófano para arreglar sus rodillas, machacadas de los entrenamientos, y con la espalda que le provoca serios dolores.

Las secuelas físicas que le dejó el skeleton le han provocado serias dificultades hasta económicas. "Estoy un poco rota. Tengo problemas en los discos en la parte baja de la espalda y en el cuello. Me operaron cuatro veces en las rodillas y tengo que ir a la quiropráctica frecuentemente. Es muy duro", se lamenta en su relato a la 'BBC'. "Vendí mi casa y ahora vivo en un bungaló, porque a mis rodillas no les gusta las escaleras y no puedo subirlas", confiesa.

A sus 36 años, Williams se siente desesperada. "Mis rodillas son el resultado del desgaste de entrenar tres veces al día desde que tenía 15 o 16 años. Y mi espalda, mis problemas de discos, son consecuencia de los graves accidentes que tuve cuando comenzaba, además de otros que tuve después", recuerda. No obstante, no lo duda: "A veces piensas, ¿valió la pena? E inmediatamente te respondes que sí".

Actualmente, Amy Williams es comentarista para la BBC en deportes de invierno y recientemente ha sido una de las voces de la cadena británica en la retransmisión de los Juegos Olímpicos de PyeongChang.