«Nunca muestro mis sentimientos en público», me dijo, mientras recogía la fama y los honores que la han acompañado todos esos años en la élite de la gimnasia. A partir de ahora, la Perla de Manacor inicia nueva vida. Supongo que echará currículos, llamará a varias puertas, en busca de trabajo. Porque así son las cosas en estos deportes. Toda una campeona del mundo de gimnasia artística, se retira a los 20 años, tras muchos años entrenando a lo bestia, alimentándose a base de yogures, zumos y un filete a la plancha, para no pesar más de 30 kilos, y tiene que ponerse las pilas para sobrevivir. Otros entrenan de mala gana, hora y media al día, lucen Ferraris, son dueños de mansiones y todavía se quejan cuando sube el pan.