El inicio del partido fue un tostón. Las tareas creativas quedaban confiadas a Gravesen, hombre poco dotado para la imaginación, y el juego de su equipo se resintió. Fue retrasar Guti su posición y cambiar el panorama. Él se bastó para encender a su equipo, devolviendo a Robinho la pared que éste resolvería con el primer tanto del partido. La reacción no llegó y el Athletic se fue al vestuario sin ocasiones a su favor, síntoma inequívoco de sus intenciones.
Lesión y gol
Tras la reanudación, el partido no cambió de guión, sólo jugaba el Madrid, no mucho, y casi por inercia marcó el segundo tanto, obra de Ramos en un extraño remate: la dio medio con el brazo medio con la costilla. Poco después, un cabezazo de Soldado se convertiría en el tercero y Robinho haría el cuarto. Un año más, el Athletic se despide prematuramente de una competición antaño idolatrada.
Bianchi, a la calle
Diez partidos sin ganar y una caída sin freno motivaron ayer el cese fulminante de Carlos Bianchi como técnico del Atlético. El argentino, que llegó con la aureola de triunfador en el fútbol de su país, apenas ha durado medio año. El equipo lo cogerá por el momento Pepe Murcia, técnico del filial, a la espera de que llegue el nuevo entrenador: Irureta y Antic suenan como futuribles.
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