Cuando el equipo juega mal, pierde; cuando merece ganar por juego, también pierde. En ese camino ha entrado el Deportivo, que ayer jugó bastante mejor que el Espanyol pero terminó cediendo por su mala puntería. Y eso, traducido en términos clasificatorios, significa posiciones de descenso, y peligro.
El Deportivo mantuvo el dominio del balón y encontró en el mexicano Guardado su fuente de inspiración ofensiva. El habilidoso extremo izquierdo encaró a su par Zabaleta constantemente y creó muchos problemas a la defensa. Guardado, Xisco y Lafita tuvieron la oportunidad de abrir el marcador por la casilla coruñesa, pero erraron frente a Kameni.
Al otro lado del campo no sucedió lo mismo: Raúl Tamudo cazó un balón y lo cabeceó a la red. Tan real como injusto, cosas del fútbol, dicen.
El Deportivo no decayó y mantuvo su hegemonía sobre el terreno de juego. Sin la fluidez de la primera parte, los visitantes buscaron el peligro desde las bandas, aunque ninguno de los atacantes atinó a rematar con acierto. Verdú tuvo otra ocasión para igualar el partido y Riki, poco después, también. No hubo manera, el Espanyol supo conservar su renta y el Deportivo mira para abajo.
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