Una pelea sin premio

El Málaga no le perdió nunca la cara al partido ante un Madrid en el que Ramos y Robinho sentenciaron.
Fernando Sanz pelea con el madridista Míchel Salgado por un balón.
Fernando Sanz pelea con el madridista Míchel Salgado por un balón.
DÍAZ/EFE
Fernando Sanz pelea con el madridista Míchel Salgado por un balón.
El Málaga le plantó cara ayer al Madrid, pero no fue suficiente. El conjunto que entrena Antonio Tapia sumó ayer su cuarto partido consecutivo sin conocer la victoria ante el equipo dirigido por el técnico andaluz López Caro. 

En un choque muy trabado, los malaguistas sufrieron los golpes de Sergio Ramos y Robinho en la recta final de una primera parte en la que Casillas salvó al Madrid tras un remate de Salva, al que también le anularon un gol por mano previa. Con todo perdido, el Málaga salió decidido a recortar diferencia en la reanudación. Tapia dio entrada a Paco Esteban. El canterano le dio otro ritmo a un equipo que sufría mucho a la hora de definir.

Más pólvora

Visto lo visto, el técnico blanquiazul decidió poner más pólvora arriba con la entrada del uruguayo Morales. Pero ni por esas. Roberto Carlos, que tuvo un encontronazo con Morales en el túnel de vestuarios, pudo ampliar la renta blanca.

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