Mesut Ozil ha anunciado en sus redes sociales, a través de un largo comunicado, que no va a volver a vestir la camiseta de Alemania, después de que la federación liderase las críticas a las que se unieron miles de aficionados por una foto con al presidente turco Recep Tayyip Erdogan.

El jugador de 29 años y hasta ahora uno de los principales activos de la Mansschaft está considerado un ejemplo de integración de inmigrantes de segunda generación en Alemania. Nacido en Gelsenkirchen, pero de padres turcos, Ozil y su compañero Ilkay Gündogan, también de raíces del mismo país, se fotografiaron con Erdogan en junio, algo que generó una cierta inestabilidad paralela al Mundial.

La tensión entre el régimen del presidente turco y Angela Merkel, la canciller alemana, no ayudó a que las aguas se calmasen en un país con un alto número de inmigrantes de ese país (tres millones y medio, la mitad de ellos con derecho a voto en Turquía), con lo que la foto se interpretó como un apoyo de cara a la reelección de Erdogan. "Para mí, hacerme una foto con el presidente Erdogan no tiene nada que ver con la política o con las elecciones, sino con el respeto hacia el máximo cargo del país de mi familia", ha expresado Ozil.

La controversia acompañó a Ozil y Gundogan durante todo el Mundial de Rusia y aumentó exponencialmente tras el KO de la selección alemana, que defendía el título, en la fase de grupos. El mánager de la selección, Oliver Bierhoff, y el presidente, Reinhard Grindel, les reprocharon públicamente que no hubieran explicado la foto antes del Mundial, lo que se ha leído directamente como la culpabilización de la eliminación.

Ozil se ha quejado no sólo de la Federación Alemana de fútbol (DFB), sino también de los medios de comunicación, a quienes acusa de haber echado más leña al fuego sobre una foto que se produjo en un contexto distendido y en el que, según él, hablaron "exclusivamente de fútbol". La decisión de Ozil de renunciar a la selección llega en un momento clave para el equipo, que se encuentra en pleno proceso de reestructuración y regeneración tras el batacazo en Rusia 2018. Su futuro con el equipo ya estaba en duda antes.