Todo parecía hecho a medida para el Granada. Su primera final ACB, un juego que sorprendía a todos y en su pabellón. Pero enfrente tenían a uno de los mejores equipos de esta competición. El TAU Vitoria no jugó bien, pero se le notó que está acostumbrado a aguantar la presión de las finales.
Los granadinos cumplieron lo prometido por su entrenador. Reforzaron la defensa y lucharon con el corazón hasta el final. Ahí estuvo el problema, que hubo, en ocasiones, poca cabeza y muchos errores.
Los vitorianos tuvieron ocasiones de irse en el marcador, pero siempre se topaban con la reacción de Jaime Sanmartín, asistido y ayudado en muchas ocasiones por Nacho Ordín. Estos dos jugadores tiraron del equipo.
El resto del partido estuvo muy igualado, sobre todo el último cuarto, que comenzó con empate a 48 y en el que durante cuatro minutos ambos equipos se mantuvieron sin anotar.
Falta de experiencia
El Granada no supo aprovechar esta oportunidad y está claro que al TAU no se le pueden dar esas ventajas. Un mate de Hansen rompió con la sequía anotadora y devolvió la confianza a los vitorianos.
A partir de entonces, la experiencia de los vitorianos se hizo notar y aguantaron la presión hasta el último momento.
Al final, el TAU levantó su primer título del año, Luis Scola su primer MVP de la temporada y el Granada se tuvo que conformar con saber que habían realizado un buen trabajo.
En el partido por el tercer y cuarto puesto, el Real Madrid se impuso al Unicaja por 81-74.
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