Ya sean por calentones o fruto de una reflexión más elaborada, el mundo del deporte no es ajeno a los "nunca más" que son seguidos por arrepentimientos, vueltas atrás o cambios de visión. A nivel popular abundan los ejemplos cada semana, sobre todo tras esos esfuerzos ingratos que vacían todo positivismo, aunque estos son más escasos en el alto nivel. Pero existen. Y con menos margen de tiempo que los afrontados en su día por los Michael Schumacher (Fórmula 1), Lance Armstrong (ciclismo), Kim Clijsters (tenis), Michael Jordan (baloncesto) y compañía.

El último ejemplo viene firmado por la atleta tarraconense Natalia Rodríguez, quien este martes confirmó que prolongará su carrera deportiva tan solo una semana después de haber anunciado su retirada en una red social. Un cambio de opinión que llega un día antes de la rueda de prensa que había convocado para despedirse. Aunque del mundo del atletismo llegan otros dos casos más paradigmáticos aún por el nivel de las protagonistas: la cántabra Ruth Beitia y la rusa Yelena Isinbayeva. La saltadora de altura Beitia anunció su retirada después de los Juegos de Londres, donde rozó el bronce hasta el último salto, pero cambió de parecer meses después y acabó logrando medalla en las grandes citas al aire libre y bajo techo posteriores: dos oros continentales y dos bronces mundiales.

La pertiguista Isinbayeva fue más tibia en el esbozo de su adiós. Más bien recurrió a una dilación difusa que alimentó muchas especulaciones antes de los Mundiales de Moscú, donde logró el oro. Y también después de una cita que se había convertido en la meta de su carrera, pero no fue un punto final: la zarina de la pértiga estrenó maternidad y a comienzos de 2015 comenzó a prepararse con vistas a Río de Janeiro y un tercer oro olímpico (en los Juegos de Londres, también fijados como un adiós, se colgó el bronce). Beitia, incluso, le ha lanzado algún guiño al piragüista David Cal para que se piense bien su decisión de retirarse.

Con su retorno previsto para este fin de semana en el Masters de Augusta, desde mediados de febrero permanece alejado de los focos el golfista estadounidense Tiger Woods, un reincidente en estas lides. Actualmente, cuando mantiene una relación estable con la esquiadora estadounidense Lindsey Vonn, el motivo es su falta de resultados, pero la marcha gestada a finales de 2013 se debió al estallido de un gran escándalo de naturaleza sexual que esbozó una marcha definitiva que acabó por no concretarse.

El omnipresente fútbol no se salva de sus ejemplos. Por no ser feliz, según confesaría, el delantero brasileño Adriano Leite de Lima se tomó un respiro en su carrera a finales de 2009; una carrera llena de escándalos y juergas que le tuvo pivotando entre el fútbol italiano y el brasileño hasta ahora, que se encuentra en la segunda división francesa en las filas del Le Havre. "La depresión existe en el deporte", confesaría después.

Desde el tenis, Ana Ivanovic protagonizó una retirada en septiembre de 2009 después de caer en la primera ronda del Abierto de Estados Unidos de aquel año. La serbia afrontó un retiro temporal que, en algún momento, llegó a especularse como definitivo por la duración de un tránsito lejos de las pistas que se prolongó hasta el año. Otro caso es el de Jelena Dokic, quien no está oficialmente retirada del tenis profesional.

En el mundo de las motos actualmente anda fuera de juego Dani Pedrosa, aunque el barcelonés ha optado por esta decisión por culpa de las molestias físicas de una lesión que no termina de superar y por las que ya ha sido operado. El italiano Valentino Rossi protagonizó un deshoje de margarita en noviembre de 2013, cuando la posibilidad de su salida trascendió a varios medios desde su propio entorno. Oficialmente no hubo anunció y el doctor lo negó, pero la reflexión sí tuvo lugar en un debate con su círculo más próximo que él mismo esbozó si no le acompañaban los resultados.