Rusia es de metal duro en natación sincronizada y en la jornada de este martes lo demostraron una vez más. Por la mañana a ritmo de Metallica  en el preliminar de dúo libre, cuya final se disputará el jueves, que mantuvo el guión habitual en estos Mundiales de Barcelona. Por la tarde, en el preliminar de la rutina por equipos libre. España, eso sí, refrendó sus actuaciones con posiciones de medalla tras las puntuaciones. Por la mañana, bronce virtual. Por la tarde, una plata que habrá que pelear.

En el dúo libre la pareja rusa, que ya había dictado su sentencia inapelable en el dúo técnico hace un par de días, rasgó el agua del Palau Sant Jordi como si fuera una guitarra eléctrica gracias a su heavy metal clónico, sin apenas un solo error, casi rozando la perfección. El jurado pareció disfrutarlo, otorgando un 97.230. Las duras facciones de Svetlana Romashina hallaron de nuevo el reflejo idéntico en la joven Svetlana Kolesnichenko, que volvió a demostrar que está más que preparada para seguir manteniendo el dominio de su país cuando tome el testigo algún día. Fueron las cuartas en saltar al azul del pabellón catalán y ya dejaron el listón muy alto para las que seguían.

Las españolas lo hicieron en noveno lugar, con ese  Tango que las había bañado en plata en los Juegos Olímpicos. No está Andrea Fuentes. Pero, aún así, la nueva pareja española formada por Ona Carbonell y Marga Crespí demostró ir ganando compenetración conforme pasan las jornadas y cuajaron una notable actuación, bien sincronizada, a pesar de algún error puntual. "Este tango lo coreografiamos desde hace tres años, con Andrea, Ona y yo. Tuvimos que recibir clases de tango para preparar la entrada. Es una de las rutinas más buenas que se han hecho nunca en cuestión de dúos en sincronizada", ha recordado Crespí tras el ejercicio.

El jurado valoró mejor la parte artística (47.210) que la técnica (47.060), algo dentro de lo esperado, dado que la fuerza del ejercicio reside en esa pasión que impregna la actuación española. Aún así, hay que recordar que el segundo puesto del pasado verano llegó con un 96.900 en la final de Londres. "La plata es muy difícil. Se deben perfeccionar cosas, pero ha salido bastante bien. Mayuko (Fujiki) nos ha dado algunos consejos de sincronización al acabar. El objetivo es nadar lo mejor posible y brillar en la final", indicó Crespí.

Pero si parecía improbable poder superar a las rivales chinas, una hora después, tras el parón para el descanso, las gemelas Tingting Jiang y Wenwen Jiang no tuvieron precisamente su mañana más inspirada, a pesar de la elegancia y limpieza que las caracteriza. Los cisnes asiáticos fueron de más a menos y de menos a más, y ese bajón a mitad del ejercicio acabó pasando factura en la puntuación final (95.080). Menos de un punto por encima de Ona y Crespí, lo que da esperanzas a España para aspirar a una plata que a pesar de todo se antoja difícil. Pese a ese suspense que restará hasta el jueves, la mañana volvió a evidenciar el reparto de poderes entre los tres países.

En la rutina libre por equipos España no tiene opción para alcanzar el oro y peleará por la medalla de plata al clasificarse para la final con la segunda mejor nota, cómo no, por detrás de Rusia, y por delante de las ucranianas, cuyo ejercicio logró la tercera mejor puntuación.  Estas tres selecciones coparán, salvo enorme sorpresa, el podio en la final del próximo viernes, ante la ausencia de China, que en los Mundiales de Barcelona solo compite en las modalidades de solo y dúo.

Una vez más, Rusia, que volvió a reservar a sus dos mejores nadadoras -las "Svetlanas", Romashina y Kolesnichenko- ejecutó de forma impecable un número que conoce a la perfección y que ya utilizó con éxito en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 para colgarse el oro.  Las españolas, en cambio, estrenaban coreografía en un gran competición -y una cuantas acrobacias nuevas- y pusieron toda la carne en el asador, incluida Ona Carbonell, que quiso nadar junto a sus compañeras en vez de descansar con vistas a la final del solo libre de este miércoles.

Bajo los acordes oníricos de Salvador Niebla, nadaron al ritmo de Samsara, una pieza musical que camina entre el misticismo y la espiritualidad y que pretende representar el ciclo de la vida.  Hubo algún fallo de coordinación, y alguna acrobacia ejecutada de forma defectuosa, pero la rutina, muy bien interpretada por las chicas de Esther Jaumà, gustó mucho al público del Santa Jordi.  El 94,100 final de los jueces permitió, además, a las españolas consolidarse en la segunda plaza, un punto por delante de las ucranianas y muy lejos, eso sí, de las rusas, que de nuevo superaron los 97 puntos.

Al final, una de las integrantes del equipo español, Alba Cabello, se quejó de que los jueces "están puntuando un poco bajo" en estos Mundiales, aunque reconoció que la puesta en escena de Samsara "tiene aun mucho margen de mejora" para la final.  "Las rusas siguen siendo superiores. Además, su ejercicio ya lo hacían en los Juegos y el nuestro es nuevo. Así que lo tienen más ensayado. Aun así, en la final intentaremos acercarnos un poco más a ellas", ha señalado Cabello.  Su compañera Thais Henríquez ha recordado que, a partir de ahora, se acabaron las preliminares durante la mañana, por lo que el equipo llegará más descansado a los últimos días de competición.