Nani Roma celebra sus dos décadas de Dakar, que este año arranca el 2 de enero en Buenos Aires, olvidando el abandono de la pasada edición. Convertido en toda una leyenda dakariana, el piloto de KH-7 no se pone límites.

¿Cuál es el objetivo?

El de siempre, hacer un súper Dakar. Cada año salimos a ganar y espero que vayan bien las cosas. Hemos trabajado para ello y tenemos un gran equipo, aunque luego, en la carrera, pueden pasar muchas cosas.

¿Todo lo que no sea lograr podio será un fracaso?

No. Lo importante es no tener reproches personales. Lo grande del deporte es que el resultado es una incógnita. Si tú das el máximo y alguien es mejor que tú, lo que tienes que hacer es felicitarlo. Siempre que terminas un Dakar, has hecho lo máximo. Lógicamente, si no consigues el objetivo, te pones triste, pero no es fracaso.

¿Qué balance hace de estos 20 años de Dakar?

Muy positivo. Es más que un sueño. Soy muy afortunado por tener la vida que tengo y por haber conseguido lo que he logrado, ganar en motos y en coches... Vamos, ni en mis mejores sueños. Y espero que aún haya muchos años más.

¿Alguna anécdota?

¡Muchísimas! En general, toda la carrera te enseña mucho a nivel personal, no solo profesional. Sobre todo, cuando corríamos por África. Hay que valorar la suerte que hemos tenido, por nacer donde hemos nacido y por tener la vida que tenemos.

¿Le gustaría volver a correr en África?

Sí, pero es complicado. Geopolíticamente está todo muy mal.

¿Compite con las mismas ganas e ilusión?

Sí. Eso siempre. Tengo mucha suerte de tener todo lo que tengo, así que sigo con las mismas ganas que hace veinte años.

¿Quién o qué será su mayor rival en el Dakar?

Al final es uno mismo. Si piensas mucho en los demás y poco en lo que uno debe hacer, al final no lo haces bien.

¿Todos los Dakar se preparan igual?

No. Este, por ejemplo, hemos preparado mucho la altura.

¿Qué les da miedo a los pilotos que acuden al Dakar?

Miedo nada, pero sí respeto. No pienso nunca en que me voy a hacer daño. Hay que respetar el desierto y la carrera. Es como en la vida normal, si respetas las normas de seguridad en la autopista, será más difícil tener un accidente.

¿Qué es lo más duro del Dakar?

Levantarme tan temprano (risas). A las 2, las 4 o las 5 de la mañana... Eso me fastidia mucho. Luego ya entras en faena, todo muy rápido y casi sin parar.

También competirá su esposa, en motos. ¿Cómo será la relación?

Nos podremos ver muy poco. Ella estará con su equipo, con su mochilero y las personas que la siguen, y yo más a mi rollo. Yo me dedico a esto de forma más profesional, ella no. A veces podemos cenar algo rápido, o me la encuentro de casualidad...

¿Pero puede estar pendiente de ella?

Sí, un poco. Pero estoy tranquilo porque está muy bien acompañada por su equipo.

¿Cómo es Nani Roma fuera de la competición?

Un tío muy normal, muy simple. Me gusta hacer deporte y tengo la suerte de tener una mujer y unos hijos a los que también les gusta. Tenemos una casita en el campo, estamos tranquilos y somos personas normales que disfrutamos de lo que nos gusta, una vida que queremos y que nos gusta. No tengo sueños grandes, disfruto de las pequeñas cosas, como ver crecer a mis hijos.