Nairo Quintana, nuevo líder, revoluciona el Giro en una etapa marcada por un error en Twitter

El ciclista colombiano Nairo Quintana, del equipo español Movistar, celebra su victoria de etapa y su ascenso al liderato del Giro de Italia en Vall Martello.
El ciclista colombiano Nairo Quintana, del equipo español Movistar, celebra su victoria de etapa y su ascenso al liderato del Giro de Italia en Vall Martello.
LUCA ZENNARO / EFE
El ciclista colombiano Nairo Quintana, del equipo español Movistar, celebra su victoria de etapa y su ascenso al liderato del Giro de Italia en Vall Martello.

"Espero luchar al menos por el podio", señalaba en la jornada de descanso de la previa, lastrado por unas primeras jornadas difíciles de cortes, caídas y resfriados. El colombiano Nairo Quintana, segundo en el pasado Tour de Francia, hizo mucho más este martes, en la decimosexta etapa del Giro de Italia. Una etapa corta, 139 kilómetros, pero de altísima montaña (más de 4.000 metros de desnivel) y final en alto en la que alcanzó el jersey rosa de líder. La primera vez que en el ciclismo profesional se afrontaban un mismo día los 2.618 m del Gavia y los 2.748 del Stelvio, colosos escoltados por muros de nieve en su parte alta y temperaturas que frisaban los cero grados. O menos.

Quintana, con victoria de etapa tras reventar primero al francés Pierre Rolland (Europcar) y, antes del último kilómetro, al canadiense Ryder Hesjedal (Garmin-Sharp), alcanzó el liderato a costa de su compatriota Rigoberto Urán (Omega Pharma), quien cedió en meta más de cuatro minutos. No tomó Urán ningún protagonismo en la defensa, aunque su confianza en la reacción de otros "sorprendidos" como el polaco Majka (Tinkoff-Saxo) o el holandés Kelderman (Belkin) o los italianos Pozzovivo (AG2R) y Aru (Astaná), incluso el australiano Cadel Evans (BMC), le ayudó a salvar temporalmente el liderato en el llano. Quintana es el nuevo líder con 1'41" sobre Urán y 3'21" sobre Evans, márgenes virtualmente definitivos ante la montaña que queda.

Una jornada rara, tácticamente anárquica (salvo excepciones) y marcada por las adversas condiciones climatológicas en las cimas del Gavia y el Stelvio, y por un error de comunicación de una organización que anunció erróneamente en Twitter que se neutralizaba el descenso del segundo, cuando radio corsa avisaba de que habría motos para avisar de los peligros de un revirado descenso. Algunos equipos interpretaron mal el anuncio, o priorizaron las redes sociales ante la radio oficial de la carrera, e invitaron a los suyos a bajar el ritmo y dejarse llevar. Algunos; no todos. Mauro Vegni, director de la ronda transalpina, no comprendía el problema. Pero precisamente en el descenso del Stelvio el líder del equipo español Movistar dinamitó la general. ¿Error de los directores? ¿Error de la organización? ¿Error de los ciclistas? Preguntas que eclipsarán otras cuestiones: ¿Debía haberse disputado esta etapa tal y como estaba concebida y después de una suspension en condiciones parecidas en 2013? ¿Por qué callan los equipos italianos y en una Vuelta, pongamos la de 2008, impulsaron un plante encubierto junto al equipo de Johan Bruyneel en una etapa de camino a Zamora, soleada, porque consideraban demasiado duro meter de salida el alto de Foncebadón? El ciclismo y sus dobles raseros.

Tras su ataque, en el que se aferró a su compañero Gorka Izagirre, el colombiano se lanzó a por una cabeza de carrera que ostentaba en solitario el italiano Dario Cataldo (Sky), un ganador de etapa reina en la Vuelta que coronó primero el Stelvio (la Cima Coppi, esto es, la cumbre más alta de esta edición), negoció como pudo su bajada y se encontró en el valle rodando en cabeza de carrera. Catapultado desde un grupo perseguidor en el que también se integró, en su día más decente como profesional desde que le ganó el Giro 2012 a Purito Rodríguez, Quintana atacó en la base de la última subida. Con 18 kilómetros por delante, acompañado por Rolland y Hesjeldal, el menudo corredor del Movistar acaparó el protagonismo de marcar el paso y desfondó sus compañeros mientras no dejaba de abrir hueco con el líder Urán, al que se le deshacía su colchón de 2 minutos y 40 segundos. A 7,6 kilómetros del final ya era líder provisional. En la meta, olvidada una primera semana difícil, virtualmente un ganador de Giro. En su primer Giro. Así se las gasta. En una jornada dantesca: apenas una treintena de ciclistas había llegado a meta a la media hora del éxito de Quintana.

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