Querer no es siempre poder. Rafa Nadal se agarró este jueves a la pista dura del O2 como pudo, pero hincó la rodilla ante el francés Tsonga (6-7, 6-4 y 3-6), quien dejó al n.º 2 del mundo sin una plaza en las semifinales de la Copa Masters. Solo le queda la final de la Davis contra Argentina en Sevilla (2-4 diciembre) para irse de vacaciones.

El manacorí se movió a remolque desde los peloteos iniciales. Mejoró su primer saque con respecto a los anteriores dos encuentros, pero fue siempre detrás de la bola. "Tengo menos pasión por el tenis y estoy muy cansado", ha señalado decepcionado.

Enfrente se presentó un tenista agresivo, que ganaba sus servicios sin apenas oposición y que fue empujando a Nadal cada vez más lejos de la línea de fondo. Rafa no se dio por vencido y aguantó hasta el tie break.

Sin embargo, la muerte súbita, donde el saque es crucial, no miente y Tsonga se anotó la primera manga casi sin oposición, con un saque directo que hacía el séptimo del partido hasta ese momento.

Para Nadal fue un castigo el pobre 40% de puntos ganados con su segundo servicio, pero aún fueron peor los 23 golpes ganadores del galo por tan solo seis del balear.

El segundo set fue el de la esperanza. Tsonga bajó el listón y Nadal, que hasta ese momento casi solo había logrado puntos cuando fallaba su rival, creció hasta que en el décimo juego aprovechó su cuarta bola de break para igualar el encuentro.

Cuando más se esperaba a Nadal es cuando falló. Con la inercia del parcial anterior, el partido apuntaba a remontada, pero la expresión corporal de Rafa –muy gesticulante y quejosa– no engañaba: encajó dos breaks y quedó eliminado. A pensar en la Davis.