Rafa Nadal alcanzó por tercer año consecutivo las semifinales del Abierto de Estados Unidos (US Open) tras superar a un Fernando Verdasco muy inspirado en el primer set y al fuerte viento que condicionó el tenis de ambos jugadores en la jornada con más frío del torneo.

A Nadal, que se apuntó el triunfo por 7-5, 6-3 y 6-4 en 2 horas y 22 minutos, ya sólo le separa un paso de jugar su primera final en Flushing Meadows y dos de conseguir completar el Grand Slam, consiguiendo el único grande que falta en sus vitrinas.

Las fuertes rachas de aire provocaron que a ambos jugadores les costara calibrar la potencia de sus golpes y les hicieron perder efectividad con el saque cuando servían contra el viento.

Nadal fue el que dispuso de las primeras bolas de rotura pero Verdasco lo consiguió primero tras un juego perfecto del madrileño, con puntos espectaculares, que le permitió disponer de un 4-2. Rafa no se sentía cómodo en la pista y comenzó a buscar soluciones.

Y el de Manacor las encontró. Comenzó a variar la altura de sus golpes, a subir más a la red y le quitó el dominio de la situación a Verdasco, que tras cometer dos doble faltas seguidas en el octavo juego permitió a Nadal recortar la diferencia en el marcador y ponerse posteriormente con 6-5 a su favor.

Sacando contra el viento y contra la presión, el tenista madrileño no supo aguantar la intensidad del momento y cedió en blanco su servicio y un primer set en el que, a pesar de jugar mejor, vio cómo era su rival el que empezaba a inclinar el partido de su lado.

El viento fue un gran problema

El viento seguía sin dar tregua, pero a Nadal se le veía crecer en la pista (sólo cometió tres errores no forzado en la manga) ante un Verdasco que aguantó como pudo hasta el sexto juego, en el que el de Manacor le quebró el servicio. Luego fue sumando con autoridad los suyos para adjudicarse su segundo set.

Si Verdasco soñaba con protagonizar una remontada como la que consiguió en la anterior ronda ante David Ferrer, Nadal le despertó a las primeras de cambio con una nueva rotura de servicio en el juego inicial de la tercera manga.

Con dos sets y un break en contra, Verdasco trató de no perderle la cara al partido, pero Nadal no le permitió ninguna concesión y avanza en el torneo hasta la penúltima ronda sin haber cedido un solo set.

En semifinales, Nadal se enfrentará a Mikhail Youzhny, con quien tiene un balance de 7-4 a su favor en los anteriores duelos, si bien todas las victorias del ruso fueron en superficies de cemento, incluida una en el Abierto de Estados Unidos de 2006, en la privó al español de alcanzar su primera semifinal en Nueva York.

Dos visiones distintas sobre el fuerte viento

Rafa Nadal comentó que fue muy complicado jugar su partido ante Fernando Verdasco debido a las malas condiciones que propició el fuerte viento que había en la pista, aunque se mostró feliz de alcanzar por tercer año esta penúltima ronda.

"Fue muy difícil jugar al tenis esta noche pero estar por tercer año en semifinales es algo muy positivo y más tras ganar a Fernando, que es un rival muy complicado. No haber perdido un set es bueno y ahora a seguir trabajando y a tratar de subir un poco más el nivel en lo que queda, que es lo más difícil", señaló.

Cuando se le señaló que Verdasco había explicado que fue él el más perjudicado por las condiciones, Nadal no estuvo conforme y aseguró que "es parte del juego y el viento es para los dos. He ganado yo y evidentemente entonces me ha favorecido más a mí, aunque yo tampoco estaba feliz cuando llegué a la pista".

"Creo que las condiciones de viento en algunos aspectos le favorecen a él, porque contra viento tiene un golpe más decisivo que el mío y su servicio es mejor, y yo tengo otras, pues por mis movimientos en la pista me favorece. Además, el aspecto mental entra más en juego y yo históricamente he sido capaz de aguantar la concentración más tiempo", añadió.

Fernando Verdasco, sin embargo, señaló que el fuerte viento que hizo en la pista central le perjudicó sensiblemente ya que le impidió desarrollar el juego con el que podía hacer daño a su rival. Una visión muy distinta a la que tiene Nadal.

"Soplaba un aire que hacía que fuera imposible jugar y tomar riesgos. Sólo podías meter la bola dentro de la pista cortándola o acompañándola a favor de viento porque cuando lo tenías en contra tenías que golpear como si fuera el béisbol para poder pasarla", señaló.

"Eran condiciones totalmente opuestas para mis condiciones, mientras que Rafa suele meterlas más dentro. Él se ha ido adaptando cada vez mejor y yo tenía que tomar más riesgos y era imposible, porque en cuanto arriesgaba cometía un error y no encontraba la forma de jugar ni lo que tenía que hacer para ganar el partido", añadió.