Nadal conquista Australia y apunta al póker de Grand Slams que Rod Laver completó

El español Rafael Nadal (i) y el suizo Roger Federer (d) posan tras la final masculina del Abierto de Australia. (EFE)
El español Rafael Nadal (i) y el suizo Roger Federer (d) posan tras la final masculina del Abierto de Australia. (EFE)
EFE
El español Rafael Nadal (i) y el suizo Roger Federer (d) posan tras la final masculina del Abierto de Australia. (EFE)

Tras su bellísima victoria ante Roger Federer, Nadal sigue escribiendo páginas doradas en su carrera y, de paso, cargando de argumentos a los que piensan que va camino de convertirse en el mejor deportista español de todos los tiempos.

La cita ha sido memorable. La batalla librada entre las dos raquetas más poderosas del momento ha dejado alternativas, intensidad, calidad, puntos deslumbrantes, y dos ganadores; uno real como Nadal y otro moral como Federer, que rompió a llorar en su discurso y compungió a medio mundo, incluido el propio manacorí, que le aplaudió y le reivindicó como "mejor tenista de la historia".

En cualquier caso, el rey del tenis, hoy por hoy, habla castellano. Tras sus triunfos de Roland Garros en las cuatro últimas ediciones y su éxito en Wimbledon del pasado año, el tenista balear acaba de extender su supremacía al cemento de Australia, terreno predilecto del suizo, que ve cómo progresivamente su jefatura tenística mengua y mengua por cortesía del actual número uno.

Cuarenta años después

Así, tras su sexto Grand Slam, y tras ser el primer español que consigue alzarse con el entorchado australiano, Nadal mantiene intactas sus aspiraciones de convertirse en el primer tenista en cuatro décadas que suma los cuatro grandes (Australia, Roland Garros, Wimbledon y EE UU) en un mismo año. 

Ése es su ambicioso reto para este año, y dada la voracidad que demuestra el mallorquín nada ni nadie parece obstaculizar su camino.

Y precisamente el último tenista masculino que firmó tal proeza, el australiano Rod Laver, fue homenajeado antes de la final. Se adjudicó las cuatro grandes disputas tenísticas en 1962 y en 1969. El plan se antoja complicadísimo, pero Nadal ya ha puesto la primera pieda, y quiere muchas más.

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