Los primeros meses de Coutinho en el Barcelona están dejando más sombras que luces. El futbolista brasileño llegó después de que en el verano y tras la salida de Neymar, se hablase de forma constante de su posible fichaje. Un tema que llegó a quemar a una afición que esperaba expectante su llegada, y que se tuvo que "conformar" con el imberbe Osumane Dembélé.

Su incorporación en diciembre, habiendo formado ya Valverde su plan de juego, y el hecho de que no pudiera disputar Champions —nunca sabremos si el resultado ante la Roma hubiera cambiado, pero indudablemente hubiera sido un arma extra— terminaron de perfilar un contexto enrarecido en torno a su adaptación al equipo. Alguna jugada, poca presencia en el juego y dudas generalizadas han sido todo lo que el brasileño ha dejado hasta el momento.

Sensaciones que pueden empezar a cambiar después de su actuación contra el Valencia, donde ha dado dos pases de gol y se le ha visto bastante más suelto a la hora de integrarse en los pases del equipo culé. Es justo decir que ese papel de extremo derecho que le da Valverde no es el más propicio para que tenga continuidad en el juego del equipo, sino que está más enfocado, como ocurre en una selección brasileña donde Neymar amasa todo el balón en la banda izquierda, a finalizar jugadas.

Sin embargo, frente al Valencia participó bastante en zonas interiores. Con el equipo ché muy cerrado en su defensa y dejando las bandas libres, Valverde decidió ocuparlas con Sergi Roberto y Jordi Alba, y tanto Coutinho como Iniesta jugaron mucho entre las líneas rivales. Ahí apareció bastante, se asoció, dejó esos dos pases —uno maravilloso a Luis Suárez y otro desde el córner a Umtiti— y además se sacó un disparo mediada la segunda parte que salió rozando el palo. Sin duda, la versión que se espera del brasileño.