El gran dominador de la gimnasia rítmica española, el Club Ritmo de León, perdió el último Campeonato de España, disputado en diciembre, por ser rebelde. Las cinco chicas del conjunto se arriesgaron y salieron a competir con unas mazas luminosas, nunca vistas hasta entonces, que dejaron sin aliento a los más puristas en un deporte que tiene alergia a los cambios drásticos. El atrevimiento les costó el título, relegadas por sanción al segundo puesto. "Lo hemos hecho por innovar y para que este deporte se desarrolle y llegue a más gente. Así será más atractivo para el público y más espectacular en televisión. Las mazas en movimiento parecen antorchas", explica a 20 minutos Ruth Fernández, entrenadora del club.

Fernández recuerda que "las mazas pasaron todos los controles de peso y tamaño. ¡No se dieron cuenta hasta que las chicas encendieron las luces al comenzar el ejercicio". Ahora, la intención es promocionar las "mazas galácticas", como también se las llama, "fuera de España para que alguien de la Federación Internacional se fije en ellas y se plantee permitir utilizarlas en competición". "Es complicado, pero antes tampoco se permitían músicas con voz y, ahora, uno de cada cuatro ejercicios es con ella", afirma.

La leonesa Carolina Rodríguez, la mejor gimnasta española de la actualidad, cinco veces campeona de España y que ha participado en dos Juegos (Atenas'04 y Londres'12), no pudo exhibir las mazas en esa competición porque se estaba recuperando de la lesión de ligamentos del tobillo derecho de la que se operó tras la cita olímpica.  Pero sí estaba en el banquillo apoyándolas: "Fue una revolución. El público se quedó boquiabierto y entusiasmado".

Aunque ella pudo haberlas presentado antes. "Si me hubiera clasificado para la final de Londres, las hubiera sacado y habría hecho historia", comenta la gimnasta, quien también apunta que "antes solo se utilizaban colores lisos, nada de falditas y había un pianista tocando la música en directo. Hay que evolucionar".

Carolina responde a los detractores de este salto hacia delante: "Las luces no son una deformación, sino que ayudan a que el ejercicio sea más espectacular. Parecen bengalas en movimiento. No creo que le resten protagonismo a la gimnasta. Al contrario, la potencian". Además, señala que "todos los niños y niñas" que estaban viendo el campeonato querían que les enseñáramos las mazas. Es positivo para hacer crecer el deporte". Y Ruth añade: "las rivales y sus entrenadoras también se acercaban a mirar preguntando, aunque luego dijeran que era normal que nos sancionaran porque no eran reglamentarias".

La repercusión internacional ha sido tan grande que han recibido, "de golpe, pedidos de 40 mazas de Francia, Italia, Luxemburgo y Ucrania". "De aquí a a los Juegos de Rio 2016 hay tiempo para que todo el mundo las conozca y nos dejen utilizarlas", dice Carolina.

Sin embargo, todavía no pueden comercializarlas porque se construyen de forma artesanal. Solo hay seis mazas luminosas en todo el mundo.

La idea de colocar luces a este aparato surgió cuando la gimnasta y profesora de baile moderno Lorena Fernández quiso hacer una homenaje a su compañera Carolina por haber participado en los Juegos. A la vez, en el Centro de Alto Rendimiento de León, donde entrenan, también se prepara el atleta David Benéitez, quien es "proclive a los inventos y la robótica". A él fue al que se le ocurrió -"para realzar los ejercicios"- poner luces en las mazas, cada una de las cuales lleva 12 LED.

"Los primeros prototipos disponían de tres posiciones: on, off e intermitente. Las que sacamos en Castellón y París eran fijas. Solo tenían que encenderse", detalla Ruth Fernández, la entrenadora del Club Ritmo de León, un club que ha iluminado la gimnasia rítmica.