No se puede decir que los métodos de Marcelo Bielsa sean normales. La heterodoxia con la que el argentino entiende el fútbol chocan muchas veces con el devenir habitual de los clubes que le contratan, como ya ha demostrado en todos los equipos que ha dirigido.

Los últimos en sufrir sus extrañas peticiones han sido los responsables del Leeds. Aunque los resultados están siendo satisfactorios, ya que el equipo es líder de la Championship y apunta al ascenso, no es fruto de la casualidad, sino de mucho trabajo. Tanto, que es habitual que a Bielsa se le haga de noche en la ciudad deportiva de Thorp Arch, a una media hora (con tráffico normal) de la localidad universitaria que da nombre al histórico equipo.

Los atascos son un serio problema en la zona, por lo que Bielsa ha pedido al club que les instalen una cama y una cocina para él y sus ayudantes, de cara a que esas noches de intenso trabajo no acaben, además, atrapado en el coche hasta la madrugada. El descanso mental y físico es vital para Bielsa y los suyos, algo que también exige a sus futbolistas a los que no permite ni una salida fuera de tono ni excesos impropios de profesionales de élite.

La mentalización es un elemento clave en los métodos de Bielsa, como demostró en verano cuando puso a toda la plantilla a recoger la basura de los campos de entrenamiento durante más de tres horas. De esta manera, quiso concienciar a los suyos de las dificultades que pasan los aficionados fuera de la burbuja que supone el fútbol de primer nivel.