Los dos peores equipos de la Liga Santander se enfrentan en Riazor en el partido que abre la jornada 31. La sorprendente victoria del Málaga ante el Villarreal el pasado fin de semana ha renovado las esperanzas del conjunto andaluz, que visita con tres puntos de desventaja al Deportivo. El equipo gallego no conoce la victoria desde la llegada de Clarence Seedorf a su banquillo. Solo ha conseguido tres empates y ha marcado dos goles. El Dépor ha encadenado su peor racha en todas sus participaciones en Primera división.

Mientras el técnico holandés apeló al amor en los momentos difíciles y a la necesidad de estar unidos, los Riazor Blues, el sector más radical de la afición deportivista, ha convocado a los aficionados 45 minutos antes del partido para protestar por la temporada. No parece el mejor clima para afrontar la final de la esperanza.

En lo estrictamente deportivo, Seedorf no podrá contar con los lesionados Eneko Bóveda, uno de los refuerzos invernales, ni con Fede Cartabia. Luisinho, sancionado con un partido, tampoco estará disponible. Parece difícil que los tocados Celso Borges y Fede Valverde sean de la partida. La única buena noticia es la recuperación de Fernando Navarro. Las miradas estarán nuevamente depositadas en Lucas Pérez, que lleva 1.600 minutos sin ver puerta y que ya tuvo que soportar en el último encuentro la mofa de su propio público, que coreó "Lucas, selección". El presidente Tino Fernández es el otro foco de protestas de la grada.

El Málaga, por su parte, sabe que cada partido va a ser una final y que el milagro pasa por ganar en Riazor y esperar que el Levante pierda contra Las Palmas el próximo domingo en el otro partido dramático de la jornada. El conjunto andaluz está a 11 puntos del Levante, con ocho jornadas por disputarse. Una auténtica quimera. Con una sola victoria fuera de casa en la temporada ante la Real Sociedad, y con bajas importantes, como las de Recio o Juanpi, el equipo de José González quiere aferrarse a las mínimas opciones que tiene de salvación.