La celebración llegará en su caserío, a su tiempo. Hoy, Maider Unda solo tiene ganas de descansar. "Terminé hecha polvo ayer, porque hubo mucha tensión y las cervicales están pasando factura".
La primera medalla olímpica en la lucha española no tiene muy claro si seguirá luchando: "Un año o dos más, quizás, pero cuatro lo veo demasiado largo. Ahora solo quiero disfrutar de este momento, pero sé que me va a costar mucho despedirme de este deporte. Para mí es muy especial y llevo media vida practicándolo". En Londres,"su competición fue tácticamente perfecta", asegura el seleccionador nacional, Francisco Barcia. También le allanó el camino su rival por el bronce, la bielorrusa Vasilisa Marzalyu, eliminando en las rondas previas a una sueca y una camerunesa que Maider no quería ver ni en pintura.
De momento, Maider volverá con sus ovejas y su queso Idiázabal, que ya ha ganado varios premios y del que asegura "está buenísimo". En cuanto al pellizco de 30.000 euros como premio por la medalla, ya tiene destino. "Los emplearé en mejorar mi calidad de vida, es el lema por el que me muevo. Intentar vivir lo mejor posible".
El último mensaje que deja la medallista olímpica habla de lucha y sacrificio, un valor que ella predica a sangre y fuego: "¿Cómo enseñas a sacrificarse a un chaval de España de 20 años que lo tiene todo frente a un ruso que no tiene nada. Es difícil que en España se entienda lo que es el sacrificio". ¿Servirá su éxito para que se preste más atención a su deporte? "Pues ojalá fuera así, pero la verdad es que lo dudo. Es un deporte minoritario".
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