La prensa de Rumanía país habla de un escándalo grave tras las declaraciones de los futbolistas Mihai Lungan y Alin Paleacu a la emisora Telesport la pasada noche.

Según ambos futbolistas del Jiul Petrosani (equipo que milita en la segunda división del fútbol rumano), Alain Simota, dueño del club, usa a sus guardias para aplicar castigos físicos a los futbolistas que quieran abandonar el equipo sin tener en cuenta los intereses del dueño, que pretende sacar provecho de los traspasos a otros clubes.

Mihai Lungan declaró que, tras solicitar a la Federación Rumana de Fútbol (FRF) la autorización de declararse libre de contrato por no recibir del Jiul el salario que le debía, fue apaleado de gravedad por dos hombres de Simota en los vestuarios.

Lungan, que apareció ante las cámaras con las señales evidentes del maltrato, denunció ante la Policía la agresión y presentó un certificado del Instituto local de medicina forense que atestiguaba heridas en la cara, contusiones y fractura de una costilla.

Otro compañero fue secuestrado

Alin Paleacu, ex jugador del mismo equipo hasta este verano, intervino en directo para confirmar las presiones mafiosas a que están sometidos los jugadores del Jiul, aterrorizados por las amenazas contra ellos y sus familias por los guardaespaldas del patrono.

La emisora expuso también el caso de Dan Galdean, que fue secuestrado al estilo mafioso por dos guardias del club después de manifestar su intención de quedar libre de contrato.

Simota lamentó telefónicamente lo que sucedió al jugador Mihai Lungan, pero desmintió cualquier implicación en lo que el calificó de "incidente lamentable", y negó cualquier acusación de aterrorizar a los jugadores.

La Policía está investigando la agresión contra Lungan, que fue puesto bajo protección de los agentes para garantizarle la seguridad, según declaró Nicolae, comandante de la Policía de Petrosni, quien también aseguró conocer la identidad de los agresores.

La Federación está realizando una investigación antes de pronunciarse sobre el caso, que afecta gravemente la imagen del fútbol en Rumanía.