El ridículo del Madrid en Alcorcón, 1 por 1

Ser jugador del Real Madrid conlleva muchas cosas. No sólo vestir una camiseta. La leyenda de uno de los clubes más prestigiosos del mundo no parecen entenderla los actuales jugadores de este equipo que, como muchos antes que ellos, en la Copa del Rey sufren año tras año una laguna mental y se olvidan del club en el que juegan.

Más allá del planteamiento de Manuel Pellegrini en Santo Domingo, los jugadores no estuvieron a la altura del partido, de la eliminatoria, de la competición. El chileno, bien es verdad, no supo reaccionar, no hubo movimientos rápidos ante el desbarajuste táctico de un Madrid desbordado por un Segunda B. Precisamente, la categoría del rival hace que todos los focos se centren en la grave actitud de los jugadores sobre el campo.

Ninguno se salva del desastre, y todos salieron humillados. El madridismo se siente estafado ante este Madrid en el que en el once titular de anoche en Alcorcón no había ni un solo jugador del Castilla y sí nueve internacionales.

Dudek: el mejor jugador del Real Madrid. Poco pudo hacer en los goles, siempre vendido. Ahora sabe lo que sufre Casillas en cada partido, claro que el no es "santo". Sin sus paradas, la goleada pudo ser aún más escandalosa.

Arbeloa: horrible vuelta al equipo. Desubicado y falto de ritmo, siempre pendiente de su marca. Atacó mal, pero denfendió mucho peor. Se marcó un gol en propia puerta (el que suponía el 2-0) y apenas inquietó en ataque.

Drenthe: sólo corrió, corrió y corrió. Para la desgana que se vio en el campo, podría decirse que fue de los pocos que le puso interés. Pero el Madrid necesita más, y el holandés no es capaz de darlo. El Alcorcón entró como cuchillo en mantequilla por su banda. El tercero vino por ahí: internada de Cascón, que le puso en bandeja el gol a Ernesto. En ataque apenas ayudó. Es incomprensible que pueda jugar de lateral.

Metzelder: un desastre. Lento y con grandes fallos de marcaje, como en el primer gol, donde permitieron, tanto él como Albiol, que Borja se diera la vuelta para rematar casi desde la frontal del área. Una calamidad, de lo peor del equipo de Pellegrini.

Albiol: no sacó ningún balón jugado desde atrás. No se entendió con su compañero en el centro de la defensa y sus fallos en cobertura y marcajes (extensible a todo el equipo) fueron más que evidentes. Siempre se vio desbordado.

Diarra: huérfano en el centro del campo, no pudo ni siquiera realizar su labor principal, la de destruir el juego del rival. Los jugadores del Alcorcón eran balas a su lado.

Granero: el canterano pierde -de nuevo- otra oportunidad para hacerse con un hueco en el once. Estuvo desaparecido y fue uno de los sustituidos.

Guti: empezó entonado pero se fue diluyendo a medida que el Alcorcón se entonaba. Tuvo varias broncas, hizo una entrada a destiempo que le pudo valer la roja y fue sustituido en el descanso. Al acabar el partido, Pellegrini señaló que le vió "muy alterado".

Van der Vaart: fue el más luchador, lo que quita para que no diera una a derechas. Sacó todos los córners, las faltas, pero ninguna con peligro. Apenas interviene en la elaboración de juego.

Raúl: muy flojo. Fuera de lugar, quizás no era partido para él. Además, falló un gol de los que no suele. Mano a mano con el portero pero el balón se le marchó alto. Dio la cara como siempre, luchó como siempre y vivió una humillación como nunca antes.

Benzema: el francés aún no ha aterrizado en el Madrid. Se esperaba que este fuera el partido de su desquite, pero ni contra un Segunda B. Sólo en ataque, se movió mucho, con criterio incluso, pero no tiene suerte de cara al gol.

Los cambios, Van Nistelrooy, Marcelo y Gago no surtieron el efecto deseado, que era el actuar como revulsivos. Pasaron desapercibidos.

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