Las dudas en la portería del Madrid con Luca Zidane y el peso de trabajar para tu padre

Luca Zidane durante el partido entre el Real Madrid y el Huesca en marzo de 2019.
Luca Zidane durante el partido entre el Real Madrid y el Huesca en marzo de 2019.
GTRES
Luca Zidane durante el partido entre el Real Madrid y el Huesca en marzo de 2019.

El Real Madrid está viviendo en este último -y pésimo- tramo de la temporada su particular Juego de Tronos. El regreso de Zidane a final de curso está sirviendo para una única cosa: decidir quiénes seguirán la próxima temporada.

Caso sonado es el de la portería. La llegada de Courtois provocó un baile bajo los palos madridistas que ha elevado el debate a niveles del pasado, cuando Casillas, Diego López y hasta Adán se la jugaban con Mou al mando. Para evitar que dure la eterna cuestión, Zidane ha tomado una decisión: Keylor Navas debe abandonar la casa.

El portero de las tres Champions, que siempre ha gozado de la confianza de Zidane, que llegó del Levante para sorpresa de muchos y que demostró su valía ha de buscarse nuevo equipo.

El fichaje de Courtois fue un movimiento demasiado relevante como para que el belga no sea titular indiscutible. Una vez resuelto el asunto del meta principal, se abre el lío del segundo.

Con la marcha del costarricense, el suplente pasa a ser Luca Zidane. Aunque el Madrid repesque a Lunin, cedido en el Leganés, el hijo del entrenador francés es quien asumirá, a priori, los galones de segundo espada.

El mayor problema de Luca reside en las dudas que genera. En la presente temporada sólo ha disputado un partido, ante el Huesca, que se saldó con victoria por 3-2 para los blancos. Su trayectoria en el Castilla, en Segunda B, no parece aval suficiente para asumir una competición completa con el primer equipo, en el caso de que Zidane elija reservarle la Copa del Rey.

Su condición de padre e hijo llama la atención y, sobre todo, coloca en el foco de la máxima exigencia al portero, que será mirado por lupa por trabajar a las órdenes de su progenitor. Una circunstancia que puede perjudicar a ambos y de la que ya hemos vivido algunos ejemplos en el fútbol.

Jordi y el peso del apellido Cruyff

En 1994, un joven Jordi Cruyff debutaba con el primer equipo del Barça. Por aquellas, los azulgrana venían de conquistar su primera Copa de Europa y nadie se atrevía a cuestionar las decisiones del técnico holandés, algo similar a lo que ocurre con Zidane. Sin embargo, cuando empezaron a venir mal dadas, la palabra 'enchufe' comenzó a sobrevolar el Camp Nou. Finalmente, Jordi terminó haciendo las maletas rumbo a Manchester.

Adrián y Míchel, más de una experiencia

Adrián, hijo de Míchel, ha estado a las órdenes de su padre tanto en el Castilla, como en el Getafe y el Málaga. El jugador no se ha cortado a la hora de reconocer que, más que una ventaja, tener a su padre de jefe ha sido en ocasiones complicado. Si lo haces mal, eres el hijo de Míchel.

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