Kirchen, un luxemburgués en forma

  • Segunda etapa para el ciclista del High Road, ex T-Mobile.
  • Superó en los últimos metros a los integrantes de una fuga.
  • Contador sigue líder y este viernes llega el repecho de Aia.
El pelotón de la Vuelta al País Vasco 2008, en la ascensión al Puerto de La Herrera, incluido en el recorrido de la cuarta etapa (DAVID AGUILAR / EFE).
El pelotón de la Vuelta al País Vasco 2008, en la ascensión al Puerto de La Herrera, incluido en el recorrido de la cuarta etapa (DAVID AGUILAR / EFE).
DAVID AGUILAR / EFE
El pelotón de la Vuelta al País Vasco 2008, en la ascensión al Puerto de La Herrera, incluido en el recorrido de la cuarta etapa (DAVID AGUILAR / EFE).

El luxemburgués Kim Kirchen logró en las calles de Vitoria, la meta más tradicional de la Vuelta Ciclista al País Vasco, su segunda victoria de etapa en esta edición y un nuevo triunfo para el High Road, la estructura ciclista a la que T-Mobile, cansada de tantas confesiones de dopaje en la que fue la formación magenta, retiró su marca y su color corporativo a cambio de seguir sosteniendo el equipo.

Su buen momento de forma le valió a Kirchen para recuperar en apenas doscientos metros la desventaja del grupo de favoritos con respecto a los restos de la fuga del día y superar por una ínfima distancia a su compañero Morris Possoni (High Road), que acabó segundo.

Kirchen es un nuevo ejemplo de la calidad del ciclismo luxemburgués, un país pequeño pero que produce hombres muy talentosos para el ciclismo del pedal. Históricamente está Charly Gaul, el ángel de las montañas, un escalador con dos Giros de Italia (1956 y 1959) o un Tour en su palmarés (1958), o más recientemente Benoit Joachim y los hermanos Schleck (Frank y Andy). Kirchen ha tardado más en progresar, pero esta Vuelta al País Vasco le está confirmando.

No sucede lo mismo con la combatividad que se disfruta en la prueba vasca. "Todas las carreras tienen algo que las hace diferente, pero ésta es única", explicaba el holandés Martin Bruin, que fue presidente del jurado técnico de la pasada edición. Este año, el control de Astaná está convirtiendo las etapas en algo clónico: un fuga más o menos numerosa que coge tiempo, corona los puertos -hoy eran cinco- y que, posteriormente, es neutralizada.

En Vitoria, no obstante, y tras los 171 kilómetros de esta cuarta etapa, se presentaron tres ciclistas de los cinco que se fugaron: Amets Txurruca (Euskaltel-Euskadi), Matthew Lloyd (Silence-Lotto) y Possoni. Kirchen ganó por los pelos y Alberto Contador mantuvo el amarillo otro día más.

"Mañana es como si empezara la Vuelta", señaló Contador en meta. Porque este viernes, camino de Orio, el pelotón deberá afrontar la inédita subida a Aia, un puerto corto pero con rampas del 25%. "Habrá menos diferencias de la que se esperan", analiza Contador. Pero son muchos los ciclistas que llegan con 8 segundos de desventaja con el líder de la carrera, Aia está a 15 kilómetros del final y al día siguiente, el sábado, la prueba concluye con una crono. Es el momento para la emoción.

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