Kilian Jornet: "Necesito las montañas"

  • El ultrafondista español consiguió recorrer 190 kilómetros en Córcega en menos de 33 horas.
  • "Es una lucha constante por seguir avanzando, una sensación dura, pero cuando todo acaba es realmente gratificante".
Jornet, en pleno reto por la isla de Córcega. En detalle (izq.), al final del trazado.
Jornet, en pleno reto por la isla de Córcega. En detalle (izq.), al final del trazado.
Salomon
Jornet, en pleno reto por la isla de Córcega. En detalle (izq.), al final del trazado.

Desde hace seis años, a finales de agosto, la localidad francesa de Chamonix acoge el Ultra Trail Mont Blanc, una prueba atlética de 166 km en la que participan no más de 2.500 corredores, unos pocos afortunados que logran una de sus cotizadísimas inscripciones. Un trazado que rodea el macizo más alto de los Alpes y transcurre por suelo francés, suizo e italiano.

Una aventura con 9.404 metros de desnivel sin más premio que la satisfacción personal de vencer una prueba donde acabar ya es de por sí un triunfo. Un español, Kilian Jornet (Sabadell, 1987), en su debut, fue el ganador de la edición de 2008 tras casi 21 horas de esfuerzo.

Niñez montañera

Jornet es un deportista de otra pasta cuya vida está ligada a los montes desde la niñez. Entre la nieve y el prado. Sus padres, Eduard y Nuria, trabajaban en una estación invernal del Pirineo y vivían en un refugio. "Al volver del colegio, para jugar, la calle de mi hermana Naila y mía era la montaña", recuerda. A los progenitores les iban tanto las cumbres que las vacaciones suponían descubrir los Pirineos, los Alpes o los Andes.

"Ir a la montaña es algo natural. La necesito. Si no estoy en ella, a los dos o tres días la echo en falta", afirma Jornet.

Quizá por eso viva en Font Romeu, ciudad francesa de los Pirineos donde suele concentrarse Paula Radcliffe, la plusmarquista mundial de maratón. Un lugar ideal para entrenarse, tanto para el esquí de montaña, en el que brilla en invierno, como en las carreras por montaña: "Lo difícil es encontrar un llano".

El ser humano
está muy bien acostumbrado por las comodidades, pero estamos programados para estos esfuerzos

Cada fin de semana es una aventura. El primero de julio venció en una Ultra Trail de Andorra marcada por la climatología. Unas semana antes, en junio, recorrió los 190 km del GR 20, el sendero de la isla de Córcega que une Calenzana y Conza. Una broma con 21.000 metros de desnivel total en la que invirtió 32 horas, 54 minutos y 24 segundos.

Correr con lo mínimo

"Fue una experiencia más técnica y con más desnivel que la del Mont Blanc -explica-, más difícil para correr, con varias aristas...". Una carrera con lo mínimo, apenas 720 gramos de equipamiento: una pequeña mochila con GPS, un botellín y algo de comida. "A partir de las 20 horas tienes que esforzarte por comer y beber".

¿Y qué motiva esa búsqueda? "Todos buscamos nuestros límites y la exigencia nos los facilita. Llega un momento que te ves en una constante lucha por seguir avanzando. Esa sensación es dura, pero cuando todo acaba es realmente gratificante".

Galácticos de verdad

  • Serge Girard. El atleta francés unió París con Tokio: 19.097 kilómetros en 260 días con lo que lograba ser el primer corredor en atravesar todos los continentes.
  • Ramón Morillas. El granadino voló con su paramotor entre Jerez de la Frontera y Lanzarote. Nada menos que 1.100 km para fijar un récord mundial.
  • Julián Sanz. El ciclista de ultrafondo vizcaíno recorrió los 745 km del Camino de Santiago, entre Roncesvalles y Santiago de Compostela, en 27 horas y 30 minutos .
  • Ricardo Abad. El 30 de mayo, este navarro completó un reto al alcance de pocos: 150 maratones en 150 días.
  • Alexandra Panatayou. La atleta griega, afincada en Barcelona, recorrió 2.010 km, en varias etapas, para promocionar los Europeos de Atletismo del año que viene.
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