Siendo el escalador más fiable de la pasada Vuelta y vistiendo el liderato, el vizcaíno Igor Antón abandonó por una caída. Perdió una gran oportunidad, pero multiplicó su carisma. Antes de buscar el buen tiempo de Lanzarote en compañía de su pareja, atendió a 20minutos.es.

La Vuelta 2010 le ha convertido en un referente del pelotón.

¿Referente? (sonríe). Valorado por el público, sí; pero hay ciclistas con mucho más caché: Óscar Freire, Samuel Sánchez, un Alberto Contador que hoy por hoy es el mejor... Muchos.

La élite española está en la treintena. ¿Sequía en la cantera?

Se intuye cierta pérdida, pero siguen saliendo chavales. En este sentido, la Fundación Euskadi trabaja bien. Si no se corrige esta dinámica, habrá pruebas pero no corredores.

Y eso que en los últimos años han desaparecido varias, se han reducido o se han fusionado...

Y no será sencillo que algunas vuelvan. La clave del futuro pasa por la base. Si ésta se cuida, el ciclismo se recuperará.

El ciclismo ha perdido enteros en la amplia oferta deportiva...

¡Y tiene muchísimas cosas buenas! Pero hay que mirarlo con buenos ojos. Encima, a todos los problemas de este deporte se les suma la crisis.

Y con una luz propia, el solomillo y el positivo de Contador.

Pero creo que en el ciclismo, empezando por mí, no hay nadie indispensable. Espero que su caso se solucione, pero al final la base de este negocio es el espectáculo y que el público se enganche. En la operación Puerto desaparecieron muchos conocidos, aparecieron otros y la competición no dejó de ser interesante.

Sobre el papel, la próxima Vuelta es un guiño hacia usted.

Bastante montaña, poca crono. ¡Esta Vuelta me encanta! Tiene un punto de dureza mayor al de 2010, pero más repartida. Es humana. El retorno a Euskadi me motiva y me da una responsabilidad adicional.

Existen opiniones contrarias a que la Vuelta regrese a Euskadi...

¿Política? La gente sabe diferenciarla del deporte.

¿Podrían darse altercados?

En todos lados, en todos los ámbitos de la vida siempre los hay dispuestos a chafar una fiesta. Con la Vuelta no pasará nada. Percibo que hay ganas de disfrutar del espectáculo. Para el equipo supone un plus, y para el aficionado, un regalo.

Dice que el Giro es más duro.

Lo aseguro. ¡Es brutal! Tiene una semana final extrema.

Regresa al Giro, la ‘vuelta grande’ de su debut.

Voy sin presión para hacerlo bien y sin objetivos, pero con la mente en la Vuelta.

Una opinión generalizada es que la dureza incita al dopaje.

No la comparto. No es tanto el qué subo, sino el cómo, con qué ritmo, sobre qué kilometraje. Velocidad y distancia.