Horchata en la sangre

El Depor se quedó fuera de la final de la Copa del Rey sin apretar al Espanyol ni disfrutar de ocasiones de gol.
Sergio se desequilibra en un salto con Domi.
Sergio se desequilibra en un salto con Domi.
Torrecilla/EFE
Sergio se desequilibra en un salto con Domi.
Tan cerca de una nueva final de Copa del Rey y el Depor se mostró anoche como un equipo plano y sin alternativas. Pero más grave fue la escasez de mordiente ofensivo que demostró el conjunto de Joaquín Caparrós para remontar el resultado del partido de ida (2-1 a favor del Espanyol).Cierto es que durante los primeros 45 minutos el balón siempre estuvo en poder del club coruñés; sin embargo, este dominio global careció de profundidad. En cuanto se acercaban al área, a los coruñeses se les nublaba la vista.

Escasez de ocasiones

La oportunidad más clara para los blanquiazules llegó cuando el árbitro tenía el silbato en la boca para señalar el camino de los vestuarios. Víctor disparó mal desde la frontal una falta que reenganchó Munitis, rechazó Kameni y entre Capdevila y Arizmendi no supieron marcar.

Mejoró el Depor tras el descanso con la entrada de Diego Tristán, un futbolista indolente pero con ese toque de creatividad que puede decidir un partido. Precisamente, el sevillano dejó solo a Xisco ante Kameni, pero el mallorquín falló.

Los coruñeses plantearon un choque de encefalograma plano –hasta su público les pitó a ráfagas– ante un Espanyol que se dejó dominar sin rubor y que dejó al Depor sin su tercera final de Copa.

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