Hassiba Boulmerka, la mujer que logró la primera presea olímpica de oro para Argelia, fue un referente en la lucha contra los tabús religiosos y culturales que le impedían competir en pantalón corto. En perfecto castellano atendió a 20 minutos en el reciente Simposio del Deporte.

Más allá de su oro, siempre piropea los Juegos de Barcelona...

No sólo yo, es una apreciación compartida. Participé en cuatro Juegos, desde Seúl 1988 a Sídney 2000; y siempre pensé que aquella fue la primera cita 100% de los deportistas. España, con todo el significado personal, es mi segunda patria.

Luchó, lucha, contra las desigualdades. ¿Sintió miedo o la invitaron a callarse?

Nunca. ¿Por qué? Sólo explico mi experiencia, mi vida, algo concreto, verdadero. No soy un gobierno o un estado, sino una simple humana que confía en que sus recomendaciones sirvan para cambiar.

Qué hay que cambiar ahora...

Que la mujer tenga acceso al deporte igual que el hombre, lo que en 2010 aún no sucede; que una deportista no cobre un 50% menos que un hombre cuando el espectáculo, desde un punto de vista aséptico, es el mismo... Temas de los que se habla mucho, pero que cambian poco o nada.

¿No ha mejorado la realidad de la mujer en el deporte actual?

En Pekín hubo más de seis países sin representación femenina, pero el espíritu olímpico habla de igualdad. Esa participación es el reflejo de una práctica que en algunos países no es posible cuando el deporte, indistintamente del sexo, es un derecho fundamental.

¿Por qué el movimiento olímpico no ha sido capaz de superar esta situación deficitaria?

El Comité Olímpico Internacional debería hacer más esfuerzos, más presión, sobre los gobiernos para que la mujer se integre del todo. Por otro lado, el COI debería cambiar y regresar hacia los deportistas. Muchas cosas no están caminando al ritmo de los tiempos.

¿La dilación es, por tanto, el gran obstáculo de la igualdad?

No hay un ‘único’ y varían en función de la realidad asiática, africana, europea...

¿Y el papel de los gobiernos?

El deporte, ante todo, es educación, pero está muy desvirtuado. Vivimos tiempos salvajes: cuando hay mucho dinero entre medias surgen las infracciones, el dopaje... Por eso creo que los gobiernos deberían hacer un esfuerzo en el deporte como educación, no como simple fuente de medallas. Pero no existe esa voluntad.

BIO: Nació en Constantina (Argelia) en 1968. Además de su oro olímpico, fue doble campeona mundial (1991 y 1995) y ganó el Príncipe de Asturias de los deportes (1995).