Lewis Hamilton, que el pasado sábado recibió insultos racistas en el circuito de Montmeló, ha decidido pasar página: a pesar de que en las gradas pudieron verse pancartas en las que se le llamaba "puto negro" o "negro de mierda", ha decidido ofrecer su cara más conciliadora.

"Estoy enamorado de este circuito, del país y sobre todo de la ciudad de Barcelona, pero tengo que aceptar que lo que ocurrió el año pasado ha afectado mucho a la imagen que tienen de mí los aficionados españoles". Por eso, dice al portal especializado en motor sportlifepress.com, se esperaba algo así: "La gente en España siempre ha sido muy fogosa, pero no porque te lo imagines deja de ser desagradable".

Comprensión

Lo que Lewis quiere es que la afición entienda su posición, sobre todo en lo que respecta a su relación con Fernando Alonso . "No es nada fácil, casi imposible, pero me gustaría que lo comprendieran. Yo lo único que hice fue intentar dar lo mejor de mí mismo e intentar ganar el campeonato. En ningún momento quise perjudicar a Fernando, pero la lucha fue muy dura y mi imagen en España resultó muy dañada".

En su opinión, el año pasado él y Alonso fueron tratados en plano de igualdad y este año tampoco tendrá trato favorable con respecto a Kovalainen. "Tendremos el mismo trato y el mismo material", dijo.

El de McLaren asegura que por su parte quiere restar importancia a lo sucedido, aunque esto le ha servido para darse cuenta de que "correr con el público de tu parte es muy importante, en momentos como los que he vivido es cuando te das cuenta de lo que significa la afición y aprendes a valorar más el calor de la gente, nunca sabes lo importante que son hasta que pasan esta clase de cosas".