Lewis Hamilton saldrá desde la primera posición de la carrera del GP de Brasil, y van diez poles esta temporada. El pentacampeón del mundo de Fórmula 1 dejó claro que sigue teniendo ganas de éxitos pese al título conquistado quince días antes, y lo hizo en un sábado marcado por la tensión en muchos frentes.

El británico fue protagonista de uno de los incidentes de la clasificación. Mediada la Q2, hizo que el ruso Sergey Sirotkin acabase en la tierra por esquivarle al frenar cuando el de Williams venía por detrás. Aunque el incidente no fue ni investigado, sí dejó una de las imágenes del día.

Peor fue lo que le ocurrió después con Sebastian Vettel. El subcampeón del mundo acabó declarando ante los comisarios por un incidente durante el pesaje al que le sometieron los comisarios de la FIA. Las prisas que tenía por salir antes de que la lluvia hiciese su aparición (al final sólo lo hizo tímidamente), provocó que se saltase la normativa y en lugar de esperar a que los técnicos le subiesen a los puntos que miden el peso del monoplaza, lo hizo él mismo. Jo Bauer, delegado técnico de la Federación, lo puso en conocimiento de los jueces del fin de semana, aduciendo que "destrozó la báscula" que usan.

Más allá de estos incidentes, el guión no cambió mucho con respecto a lo visto toda la temporada. Hamilton dejó claro en la Q3 que tenía todo para conseguir su décima pole del año, octogésimo segunda en su cuenta particular, por delante del propio Vettel y de Valtteri Bottas.

En cuanto a los españoles, un día para olvidar. Ni Carlos Sainz ni Fernando Alonso cruzaron el corte en la Q1, y saldrán desde el fondo de la parrilla. El caso del madrileño fue especialmente cruel, ya que se quedó a milésimas del corte.