Dos guerreros en los Pirineos

Vinokourov gana otra etapa y Contador mete miedo a Rasmussen.
Contador, entra en meta ante el danés Rasmussen. (Thierry Roge / Reuters)
Contador, entra en meta ante el danés Rasmussen. (Thierry Roge / Reuters)
Contador, entra en meta ante el danés Rasmussen. (Thierry Roge / Reuters)
«Vinokourov es como las pilas. Y dura, y dura, y dura...». La frase, una broma dicha por un ex ciclista profesional español, define a la perfección a un corredor que está en peligro de extinción en los tiempos del pinganillo. En el corazón de los Pirineos, etapa decimoquinta, el kazajo Alexander Vinokourov sumó su segunda victoria de esta edición del Tour mientras, en las rampas del Peyresourde, Alberto Contador le avisaba al danés Rasmussen de que va a tener que sufrir para defender el amarillo.

Dos ciclistas diferentes, Contador y Vinokourov. Dos hombres ofensivos, inconformistas y que han superado momentos duros en su vida: un cavernoma (una malformación congénita en la zona del cerebro), el madrileño; la muerte de su gran amigo Kivilev, el kazajo.

Vinokourov olvidó ayer sus lágrimas en los Alpes, cuando veía que por culpa de una caída no podría lograr su sueño de ganar el Tour. El líder del Astana logró meterse en la fuga de 25 ciclistas, ocho de ellos españoles, que se formó en la subida al primer puerto de los cinco del día. Un grupo que iría disminuyendo.

Tras superar el inédito Bales, muy duro pero donde no pasó nada, Vino esperó a su momento, el mítico Peyresourde (1.569 m), para lanzar su ataque e irse en solitario. Y en el mismo puerto, pero después, atacó Contador. El madrileño lanzó tres duros demarrajes. Rasmussen aguantó bien el primero. El segundo, constancia y fortaleza, se le hizo largo al danés, que cedió y mostró sus carencias, pero llegaron juntos. Hoy, descanso.
Ciclista del Euskaltel (Igor Antón)


Una etapa para el cine

Ya hemos vuelto a casa después de abandonar el Tour. Yo, que llegaba algo derrotado, me encontré  en el aeropuerto con las pancartas de los familiares e incluso con la televisión. Fuimos a comer como si hubiera ganado la carrera y  después, sobre la marcha, se me ocurrió ir al pueblo, a Castroviejo (La Rioja). Allí he estado tres días con la novia porque es un sitio ideal para desconectar. Tres días sin bici  y en un lugar en medio del monte.

Seguro que he tenido que coger hasta algo de peso, ya que los ciclistas notamos mucho dejar la bici. Sólo con retener líquidos puedes ganar hasta un kilo. El caso es que, tras volver del pueblo, hemos visto la etapa en un cine. ¡Menudo etapón! Hace mucho que no veía ataques como los de hoy, con los compañeros en el Euskaltel luchando mucho y bien.

Contador no me sorprende, porque tiene grandes cualidades. De hecho, no veo a nadie que esté mucho mejor que él, aunque también puede pasar un día malo. En la pantalla del cine, la verdad, es que se disfruta mucho más la etapa por el sonido. Todo parece mucho más interesante.

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