El atentado suicida durante el concierto de Ariana Grande en Manchester en mayo de 2017 pilló a la familia de Pep Guardiola. Su esposa y sus hijas estaban en el recinto donde se produjo el ataque, y aunque salieron totalmente ilesas, supuso un duro trauma no sólo para ellas sino para el técnico del City.

En una entrevista a 'BBC Radio 5 Live', el entrenador español recuerda el miedo que pasó por su familia. "Estaba en casa con mi hijo y mi esposa y mis hijas estaban allí. (...) Mi mujer me llamó, pero inmediatamente se cortó la llamada. Sólo me dijo: 'algo ha pasado y estamos corriendo, pero no se qué ha ocurrido', y la línea se cortó. Intentamos volver a llamarla, pero no funcionó, así que fuimos al estadio corriendo y a los cinco o seis minutos me llamó para decirme 'estamos fuera, estamos fuera'".

En aquel atentado murieron 22 personas y hubo cientos de heridos. En medio de esta tragedia, la ciudad de Manchester sacó su lado más humanitario y se volcó con los afectados. "Cuando pasan estas cosas, sale lo mejor de nosotros. A veces este tipo de cosas pasan. En los tiempos que estamos viviendo, por todo el mundo, hay muchas cosas ocurriendo. Hay gente muriendo", reflexiona el entrenador español.

Este acontecimiento, lo que vivió antes y después, y sobre todo cómo se ha sentido en este equipo hace que el Manchester City ya sea para Guardiola parte de su corazón. "Seré un fan del Manchester City toda mi vida y será imposible dirigir a otro equipo en Inglaterra como este porque me siento muy querido por la gente de aquí", señala.

"Me gusta hacerlo mejor, seducirles, hacer un club mejor para que puedan creer que somos lo suficientemente fuertes como para para hacer grandes cosas, pero todos los seres humanos quieren ser apoyados en los momentos malos. Por eso es por lo que es perfecto", elogia el de Santpedor.