El Mundial Júnior de Lisboa marcó un antes y un después en la historia del baloncesto español. Aquella calurosa tarde del 25 de julio de 1999, unos jóvenes aún imberbes se proclamaron campeones del mundo ante la potente selección de Estados Unidos.

El núcleo más fuerte de esa generación –Juan Carlos Navarro, Pau Gasol, Carlos Cabezas, Berni Rodríguez, Raúl López, Felipe Reyes y José Manuel Calderón–, conocida como la de los Júniors de Oro, ha protagonizado luego los mayores éxitos del baloncesto nacional, entre los que destaca un Mundial (2006) y una plata en los Juegos de Pekín (2008). El último, la conquista el pasado domingo del oro en el Eurobasket de Lituania. Sin embargo, en el baloncesto, como en la vida, todo llega a su fin.

"Los de la generación del 80 podrán estar sin problemas en el Mundial de 2014 [que se disputará en España]", opina Ángel Palmi, director deportivo de la Federación Española de Baloncesto, en referencia a Navarro, Gasol, Reyes y Calderón. "Pero que nadie se preocupe, el relevo generacional está asegurado. Las selecciones inferiores lo han demostrado con sus éxitos", añade.

Razón no le falta al dirigente de la FEB si simplemente echamos un vistazo a los resultados este verano de las selecciones masculinas sub-20 y sub-18, que se proclamaron campeonas de Europa.

El jugador que probablemente de incorpore antes a la selección absoluta sea el madridista Nikola Mirotic. El ala-pívot (20 años) fue elegido mejor jugador del Campeonato (MVP) de Europa Sub-20 de Bilbao, donde promedió 27 puntos de media por partido y firmó la máxima anotación del torneo en un encuentro: 41 puntos. Junto a él también brillaron el base del UCAM Murcia Josep Franch (20) y el alero del Cajasol Joan Sastre (20). Mirando un poco más abajo, en la sub-18, aparecen cuatro nombres que en el Europeo de Polonia causaron sensación. Se trata del escolta del Unicaja de Málaga Álex Abrines (18), nombrado mejor jugador del torneo, el alero del Real Madrid Daniel Díez (18), que fue incluido en el quinteto ideal del torneo, el base Jorge Sanz (18), también del Madrid, y el ala-pívot del Joventut Álex Suárez (18). Todos tienen potencial, pero Palmi advierte: "Para llegar deben tener continuidad en sus clubes".

Los éxitos de la Federación Española de Baloncesto en los últimos años son fruto de un trabajo profundo desde la base. "Controlamos a 370 jugadores y empezamos cuando tienen 12 años", asegura Ángel Palmi, quien da una de las claves para que todo este tinglado funcione: "Trabajamos igual con los cadetes que con el equipo senior. Hay una continuidad". Aunque por encima de todo está la mentalidad: "Nuestro jugadores saben que pueden competir con cualquiera".