Toyota cumplió con las expectativas en la jornada de test oficiales para las 24 horas de Le Mans y fue el equipo más fuerte del día, con Fernando Alonso como el piloto más rápido de la jornada. El asturiano marcó un buen tiempo de 3:19.066 que, sin embargo, está algo lejos del tiempo de la pole de 2017, que fue de 3:14.791 marcado por su compañero Kobayashi con el coche hermano de la escuadra nipona.

El plan previsto para Toyota salió a la perfección. Mientras Fernando Alonso se dedicó a acumular vueltas, obtener experiencia e intentar mejorar su rendimiento al volante de un coche que no conoce aún del todo, Sebastien Buemi y Kazuki Nakajima se encargaron de la puesta a punto del Toyota TS050 número 8, probar diferentes configuraciones y algunas piezas que estrenarán en la carrera de las 24 horas de Le Mans del fin de semana del 16 y 17 de junio.

Alonso dejó claro que está totalmente adaptado ya al coche con el que pretende dejar en un simple preludio su victoria de las 6 horas de Spa. En una jornada en la que se dedicó a entender aún mejor su coche, tardó apenas media sesión matutina en conseguir el mejor tiempo del día.

Fue el primero en bajar hasta el 3:19, si bien no fue el único: el sorprendente Rebellion número 3 de Mathias Beche, Thomas Laurent y Gustavo Menezes se coló entre la dupla de los Toyota, a sólo seis décimas del más rápido y dejando al número 7 de Kobayashi, López y Conway en tercera posición y casi un segundo de sus hermanos.

Las sensaciones de Toyota, en general, y de Alonso, en particular, son más que positivas. Los stints que realizó el asturiano fueron muy buenos, no sólo en tiempos a una vuelta, sino también en cronos constantes. No tuvo problema en rodar en 3:20 bajos durante buena parte de la jornada, e incluso en un momento de la tarde, antes de hacer el relevo con Buemi, en 3:19 medios de manera constante.

Alonso aparcará por una semana su labor con Toyota para regresar esta misma semana a McLaren, con quien disputará el GP de Canadá de Fórmula 1.