La final de Roland Garros entre Roger Federer y Rafa Nadal dejó muchos datos estadísticos para la historia. Fue la final más corta desde 1980 y en la que se jugaron menos juegos desde 1977.
Quizá el más sorprendente fue que el tenista suizo, número uno del mundo, no sufría un 6-0 -el último set en la derrota ante Nadal- desde 1999. Se lo hizo Radek Stepanek, pero nunca Federer nunca había encajado ese resultado en un torneo de los grandes.
Lógico que el helvético dejara los mejores elogios a Nadal en la rueda de prensa: "supremo, ha dominado a todos y ha mejorado".
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