Fallece Miguel Poblet, el primer ciclista español que amó las clásicas y vistió el amarillo

  • Feneció a los 85 años en la Clínica Quirón de Barcelona, donde fue ingresado el martes por la tarde.
  • Durante sus casi 20 años como profesional  (1944-1962) reunió 106 victorias en su palmarés.
  • Fue el primer español que vistió el amarillo del Tour (1955) y el primer ciclista que ganó etapas de las tres grandes el mismo año (1956).
  • Poblet ganó dos Milán-San Remo, rozó la victoria en la París-Roubaix y en el Giro de Lombardía  y ganó 20 etapas en el Giro de Italia.
El ciclista catalán Miguel Poblet, durante una etapa de la Volta a Catalunya de 1960.
El ciclista catalán Miguel Poblet, durante una etapa de la Volta a Catalunya de 1960.
ARCHIVO VOLTA A CATALUNYA
El ciclista catalán Miguel Poblet, durante una etapa de la Volta a Catalunya de 1960.

Anda cabizbajo el ciclismo español y desde este sábado se aferra al luto. El exciclista catalán Miguel Poblet Oriols falleció este sábado a los 85 años de edad en el Hospital Quirón de Barcelona, donde permanecía ingresado desde la tarde del martes, como consecuencia de una "infección generalizada" que complicó su estado de salud. Nacido en Montcada i Reixac en 1928 y ciclista profesional durante casi dos décadas, Poblet amasó 106 victorias en un extensísimo palmarés tan rico como pródigo en pruebas de prestigio y renombre. Considerado uno de los mejores sprinters de la década de los años 50, Poblet fue el primer corredor español que portó el jersey amarillo del Tour de Francia: fue en 1955, en el que era su debut en la ronda gala; ganó la primera etapa y también la última, en París, que por entonces concluía en el actual estadio Parque de los Príncipes. "El más rápido de los calvos", como le bautizaba el guionista de cine y escritor francés Olivier Dazat en el libro Retratos legendarios del ciclismo. Su calvicie fue una seña de identidad. Bebé le llamaban muchos al Noi de Montcada, porque a la falta de pelo se le añadía que no era especialmente alto ni corpulento.

Dicen que con Miguel Poblet el ciclismo español abandonó su prehistoria.  Su carrera supuso un punto de inflexión para la internacionalización de un deporte demasiado centrado en sus fronteras y, ante todo, en sus carreras. Y un soplo de aire fresco: no sólo había vida más allá de las competiciones por etapas, sino también de las montañas. Poblet comenzó a importar la importancia de las clásicas y las llegadas masivas; y también a huir del estereotipo, cierto, del español como "vueltómano" y escalador. "Durante algún tiempo el escalador fue considerado el único bien exportable del ciclismo español. Poblet era un accidente en la tradición de ciclistas de su país", refuerza Dazat.

Salvando las distancias, los tiempos y sus contextos, su figura fue la de una especie de Óscar Freire de mitad del siglo XX. Un campeón de gran notoriedad al que se le reconoce más fuera que en casa. No ganó tres mundiales, como el cántabro (su mejor actuación fue una undécima plaza). Pero sí fue el primer español que logró adjudicarse la Milán-San Remo, el primero de los llamados "cinco monumentos del ciclismo" ganado por un ibérico. Fue en 1957 (en apenas dos días también ganaría la Milán-Turín) y repetiría en 1959. Tras su primer éxito su patrón en el equipo Ignis, el commendatore Giovanni Borghi, comenzó a besarle en la calva loco de felicidad.

Un icono en Italia, una 'triple corona' mundial

Y entre medias de esos dos grandes logros, un 1958 donde acabó segundo en la San Remo, por centímetros también segundo en la París-Roubaix (la carrera francesa que atraviesa vetustos y estrechos caminos adoquinados) e igualmente segundo en un Giro de Lombardía italiano donde España no se ha estrenado hasta el triunfo de Purito Rodríguez en 2012. Un triple "casi" que nunca fue lo suficientemente valorado. Impensable hoy en día para el ciclismo español. Además, en Roubaix finalizaría tercero en 1960 y tercero fue un año antes en Lombardía. En el Giro de Italia, una de sus carreras favoritas (el equipo Ignis era transalpino) y en la que llegó a lucir la maglia rosa, alcanzó sus mejores resultados en una general de tres semanas: acabó sexto en 1957, 1958 y 1959, año este último en el que sólo participaron dos españoles: él y Miguel Chacón. Siendo velocista, en el 57 levantó los brazos en una cumbre tan exigente como el Monte Bondone. El commendatore Borghi, exultante, cambió los besos de San Remo por un premio de un millón de liras.  En la ronda italiana sumó 20 victorias de etapa en sus seis participaciones, siendo el extranjero más laureado durante muchos años hasta que aparecieron los belgas Eddy Merck y Roger De Vlaeminck. Unos éxitos en las volatas que le convirtieron en un deportista muy admirado.

En 1956 Poblet se convirtió en el primer ciclista de todo el mundo que ganó etapas en la Vuelta (3), el Giro (4) y el Tour (1) en un mismo año, iniciando una oficiosa "triple corona" en la que no han ingresado muchos ciclistas y la mayoría lo ha ido logrando en varios años. Solo los italianos Pierino Baffi (en 1958) y Alessandro Petacchi (2003) pudieron repetir su hito. Su pasión ciclista fue mamada desde la mismísima cuna. Enrique, su padre, regentaba un negocio de bicicletas en su Montcada i Reixac natal (una tradición que prolongaría Miguel tras su retirada) y pronto le preparó su primera montura. En 1944, cuando contaba con 16 años, Poblet ya era profesional, aunque competía en el ámbito catalán. Su carrera explotó en 1955, con su exitoso debut en el Tour. "Siempre me gustaron las clásicas", señalaba Poblet en 2012 en una de sus últimas entrevistas, concedida en 2012 a Cobbles & Hills; "las clásicas eran la posibilidad más fácil para mí de ganar carreras. Yo nunca he tenido un gran fondo para el Tour o el Giro". En los últimos tiempos su salud empeoró, pero su prioridad seguía siendo su esposa Rosa, La Rosita como la llamaba cariñosamente, y con la que no llegó a tener descendencia.

Con motivo del homenaje que le rindió la Marcha Cicloturista Pedro Delgado en 2006, el ciclista valenciano Salvador Botella recordaba: "En Italia me tocó lanzarle mucho. Recuerdo muchas veces en las que él iba muerto a mitad de carrera, pero cuando llegaba el último kilómero se transformaba totalmente y se convertía en auténtica polvora".  Uno de sus grandes rivales, el belga Rik van Steenbergen, recordaba sobre él: "Poblet me complicaba mucho las cosas en las llegadas. Era rápido y astuto como el mismo diablo y, de pronto salía, por donde menos te lo esperabas. Todo sucedía en un instante". Durante su época profesional no le faltaron los críticos. Muchos no comprendían, mentalidad muy "vueltómana" ignorante de su pasión, por qué tardó tanto en debutar y descubrir el Tour de Francia. "Yo creo que antes de los 25 años no debe participarse en esa carrera. Hay que estar muy hecho", reflexionó el propio Poblet entonces. Entre caídas, forúnculos y reconocimientos se gestó cierta predilección por Italia antes que por Francia.

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