El paladar del aficionado español al baloncesto se ha vuelto exigente. Después de pasar todo el siglo XX con el exiguo palmarés de seis medallas en torneos internaciones (una plata olímpica, cuatro platas y un bronce europeo), los continuos éxitos de la selección en los últimos 15 años han hecho que ahora un bronce nos sepa a poco. Qué rápido se acostumbra uno a lo bueno.

La generación del 80, aquella que tumbó a Estados Unidos en el torneo disputado en Manheim (considerado un Mundial oficioso) en 1998 y que ganó el Europeo junio y el Mundial de la categoría un año después ha cambiado la historia de nuestro baloncesto. La irrupción de Pau Gasol, Navarro, Felipe Reyes, Raúl López, Calderón (un año menor) fue progresiva desde el año 2000 y desde entonces los podios se suceden con frecuencia.

El primer éxito llegó en el Eurobasket de 2001, cuando España logró el bronce. Luego vino la plata de 2003, las semifinales de 2005, la plata de 2007 y los oros de 2009 y 2011. Entre medias, la victoria en el Mundial (en 2006) y dos platas olímpicas (2008 y 2012), ambas con finales para la leyenda ante Estados Unidos.

Este impresionante palmarés ha convertido a España en el mejor equipo de baloncesto FIBA en lo que va de siglo, con permiso del intocable equipo estadounidense. Y es por eso por lo que el bronce de Eslovenia no ha sabido tan bien como lo hicieron aquellas medallas logradas cuando esta generación hizo acto de aparición.

Pero hay que ser consciente de las importantes bajas con las que acudió la selección ahora dirigida por Juan Antonio Orenga al Eurobasket. Los dos mejores jugadores de la historia de nuestro país, Pau Gasol y Navarro, no acudieron por lesión, al igual que Ibaka, el mejor taponador de la NBA. Con Felipe Reyes ya retirado del equipo nacional, el juego interior llegó excesivamente mermado.

El Mundial de 2014 en España puede significar un punto y final para esta generación que ha encumbrado a nuestro país a lo más alto de este deporte. Pau Gasol y Navarro llegarán ya con 34 años al campeonato y no sería descartable que fuera su despedida de la selección, lo que significaría un antes y un después para este equipo de leyenda.

El relevo ya está en marcha, sí, pero en Eslovenia ha quedado claro que solo con Marc Gasol y Rudy Fernández no es suficiente y que, de momento, Ricky Rubio no es tan decisivo en el baloncesto europeo como lo es en la NBA, más adecuada para sus características. Es un equipo competitivo, sin duda, con muy buenos jugadores, pero hace falta algo más para seguir con el dominio que aseguraban Pau y Navarro en plena forma. Sin ellos España no es inferior a nadie, pero tampoco ya superior a los demás.

Pero como para ese debate ya habrá tiempo, de momento el objetivo es el Mundial de España del año que viene. Todas las estrellas españolas van a hacer lo imposible para no perderse la cita en su país y plantar cara a Estados Unidos y doblegarles por fin es el objetivo con el que esta inigualable generación quiere despedirse en lo más alto.

Mientras la normativa de la FIBA se mantenga, Ibaka y Mirotic no podrán jugar juntos. La polémica de este pasado verano se repetirá en el siguiente, cuando el seleccionador (sea el que sea) tenga que escoger entre la fortaleza y la intimidación de Serge y el talento de Nikola.

La buena noticia para España es la no clasificación para el Mundial de Montenegro, lo que hará que Mirotic aplace su decisión de elegir jugar para su país de origen en caso de no ser convocado para el Mundial.