Los Angeles Clippers: la historia del equipo con más mala suerte de la NBA

  • Desde hace décadas sus jóvenes y prometedores fichajes caen gravemente lesionados según recalan en la franquicia angelina.
  • Manning, Harper, Odom, Livingston… son algunos ejemplos.
  • Esta temporada el gafe sigue: su ‘rookie’ estrella, Blake Griffin, se perderá toda la temporada por una lesión de rodilla.
  • Para colmo comparten ciudad y cancha con los Lakers, actual campeón de la NBA y favorito para el título.
De izda a dcha: Livingston, Griffin, Harper, Manning y Odom.
De izda a dcha: Livingston, Griffin, Harper, Manning y Odom.
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De izda a dcha: Livingston, Griffin, Harper, Manning y Odom.

Desde su traslado a Los Ángeles, los Clippers no sólo han tenido que arrastrar con el apelativo de ‘hermano pobre’ en L.A., debido a que el otro equipo NBA de la ciudad eran los Lakers, sino que además han sufrido un sinfín de episodios, en forma de lesiones, que hacían que, cuando la suerte comenzaba a sonreírles, ésta les diese la espalda y les devolviese a una realidad, ya habitual de este equipo, que les convierte en un fijo dentro del grupo de los perdedores de la liga de baloncesto norteamericana.

El ‘gafe Manning’

Corría el año 1988 cuando los Clippers seleccionaron al número 1 del draft (posición que suele ocupar el mejor jugador joven del año). El elegido fue Danny Manning, un prometedor alero sobre el que giraría el proyecto de reconstrucción Clipper.

No llevaba ni 30 partidos (de los 82 de liga regular) cuando Manning, tras un salto cerca del aro, empezó a cojear sin poder apoyar la pierna. Se había roto el LCA (ligamento cruzado anterior) una lesión que supone estar, al menos, seis meses de baja. Se perdió el resto de la temporada.

Lejos de hundirse, los Clippers pensaron en la siguiente temporada. Ficharon a uno de los escoltas más prometedores de la NBA. Un joven llamado Ron Harper, que venía de ser la estrella anotadora de los Cleveland Cavaliers.

El efecto fue inmediato. Los Clippers comenzaron a todo gas la siguiente temporada. Y cuando todo parecía funcionar Ron Harper cogió el balón durante un contraataque torciéndose una rodilla cuando iba a levantarse hacia el aro. Se acababa de destrozar esa rodilla y decía adiós a la temporada. Otro año, y otro proyecto perdido.

Manning y Harper, fuera de los Clippers

Tanto Manning como Harper salieron pocos años después traspasados a otros equipos. El primero logró reponerse y cuajó grandes temporadas en los equipos en los que militó (en Atlanta fue el líder indiscutible y en Phoenix Suns llegó a ser premiado como mejor ‘sexto hombre’ o mejor jugador de banquillo de la NBA).

Lo de Harper fue aún mejor. Ron acabó ganando títulos de la NBA (cinco en total) en Chicago Bulls (junto a Jordan y Pippen) y los Lakers (junto a Shaquille O'neal y Kobe Bryant). Todos, bajo la tutela de Phil Jackson. Sus últimos, y gloriosos, años los pasó en L.A. pero el oro se lo llevaron los Lakers y no los Clippers.

Comienzos del s. XXI: el gafe continúa

No fue el de Harper el único caso en el que una promesa de futuro acaba triunfando en el otro equipo de la ciudad. Lamar Odom es otro ejemplo. El actual jugador de los Lakers (y ganador del anillo la pasada temporada) comenzó su carrera en los Clippers. Sus problemas de conducta, pero especialmente sus lesiones de rodilla durante varias temporadas seguidas no le permitieron aportar toda su calidad y progresar dentro de la plantilla de los Clippers. Acabó siendo traspasado y fue entonces cuando comenzó a demostrar su valía.

Odom se marchó y con él, otro 1 del draft, un pívot llamado Michael Olowokandi, que nunca llegó a demostrar nada en la NBA. Nada salía según lo esperado en los Clippers y cada vez que se intentaba poner un marcha un proyecto que sacase del pozo al equipo algo lo echaba por tierra. Pero la mala suerte todavía no había desaparecido…

Livingston se destroza la rodilla

En 2004 los Clippers volvían a intentarlo. Tenían a Elton Brand, consolidado como estrella de la NBA, pero muy solo en el equipo. Escogieron, como número cuatro del draft de 2004, a un prometedor base llamado Shaun Livingston, al que muchos comparaban con una leyenda, Magic Johnson, por su altura y facilidad para jugar de base y en posiciones cercanas al aro.

Livingston tuvo problemas con las lesiones desde su primer año, pero lo peor llegó en febrero de 2007. Tras una mala caída en un contraataque, Livingston se hizo añicos una rodilla, en una de las lesiones más espeluznantes que se recuerdan en la actualidad en la NBA.

Blake Griffin, el último caso, este año

“Es el nuevo Karl Malone”, aseguraban muchos especialistas de la Liga. Al último número 1 del draft, Blake Griffin, se le veía como el nuevo Malone (jugador que posee la segunda meor marca anotadora en la historia de la NBA, por encima incluso de estrellas como Michael Jordan).

Pero Griffin no ha podido debutar en temporada regular con los Clippers, ni lo hará. El ala-pívot se perderá todo el curso después de que su lesión de rodilla (producida en pretemporada) se haya agravado, lo que le obligará a pasar por el quirófano y le mantendrá entre cuatro y seis meses más de baja.

Se escribe un nuevo capítulo en el libro de las desgracias de un equipo que, para colmo, tiene que vivir con adjetivo de ‘hermano pobre’ de Los Ángeles, una ciudad en la que Los Lakers ríen y los Clippers lloran.

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