El pírrico empate cosechado ayer por el Espanyol deja su lucha por la salvación en una situación delicada. Y más teniendo en cuenta que medía fuerzas con un rival directo, que le desbordó en  la primera mitad, pero al que tuvo contra las cuerdas en varias fases de la segunda. La ausencia de Tamudo mermó notablemente las prestaciones ofensivas del Espanyol. Pandiani, su recambio, se vació durante la primera mitad, pero sin suerte. Bodipo, en el otro bando, constituyó una presencia mucho más inquietante y tuvo ocasiones claras antes del descanso. Tras el intermedio, la tremenda solidez que exhibió el conjunto vitoriano durante el primer periodo, con unos Astudillo y De Lucas ayer soberbios, se desinfló y el equipo de Lotina comenzó a gobernar el duelo. Con Tamudo ya sobre el césped, las ocasiones llegaron. Pero no la clarividencia rematadora. Y el solitario punto no sació ni a locales ni visitantes.