Son las tres y media de la madrugada del domingo 5 de octubre. Edurne Pasaban abre los ojos a 7.400 metros de altura. Apenas ha dormido en los últimos días: la humedad invadió su tienda mojándolo todo, la cabeza le duele horrores y apenas siente manos y pies, donde ya no conviven sus diez dedos.
Tarda 45 minutos en vestirse y cuando abandona la tienda, las cejas de esta montañera guipuzcoana de 35 años se congelan en un pis pas. El termómetro marca -30º.
¿A qué tanta prisa? Pasaban ‘lucha' con su amiga Gerlinde y con Nives Meroi por ser la primera mujer del planeta en llegar a los catorce. "Ojalá pudiera hollar la última montaña de la mano con Gerlinde". Y cuando ese momento llegue, que llegará porque lo que se propone lo consigue como buen Leo, Edurne sueña con un reto que cambia cuerdas por pañales: "Quiero ser madre, me hace tanta ilusión...".
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