Karate, aikido, taekwondo... los deportes orientales te pueden impulsar en la vida

  • Las artes marciales ofrecen innumerables beneficios a las personas que los practican, sean deportistas de élite o aficionados.
El karateca español Damián Quintero, de niño.
El karateca español Damián Quintero, de niño.
PRENSA DAMIÁN QUINTERO
El karateca español Damián Quintero, de niño.

El sacrificio, la humildad, el respeto y la disciplina son valores compartidos por todas las artes marciales. Del karate o el judo al aikido o el tai chi, pasando por las disciplinas más ancestrales, todas las especialidades constituyen una actividad educativa que aporta numerosos beneficios a sus practicantes.

A diferencia de lo que pueda parecer, las estas técnicas orientales se orientan hacia la autodefensa mediante técnicas preestablecidas. Proporciona métodos para repeler o impedir agresiones y en su código de comportamiento no cabe nunca la posibilidad de provocarlos. El autocontrol y el conocimiento del cuerpo se entienden son principios esenciales de las artes marciales, una motivación para encontrar el equilibrio entre el cuerpo y la mente.

Se trata de deportes que promueven un sinfín de valores aplicables al deporte y a la vida. El sacrificio ayuda a lograr los objetivos y a valorar el esfuerzo realizado. La humildad y el respeto son dos elementos fundamentales de la sociedad y la disciplina fomenta un estilo de vida organizado. Además, se persigue un desarrollo personal que requiere una importante disciplina mental. Todos esos ingredientes tratan de fomentar el carácter, la confianza y el autocontrol.

El carácter educativo y la exigencia física, que engloba fuerza, coordinación y flexibilidad, también convierten estos deportes en una apuesta segura para la formación deportiva y personal. Son muchos los niños ‘movidos’ que encuentran en el gimnasio el modo de moldearse en el deporte y en la vida.

Un ejemplo mundial

Bien lo sabe el nueve veces campeón de Europa y campeón del mundo en karate Damián Quintero, quien nos cuenta que “cuando era niño era hiperactivo y mis padres me apuntaron a karate porque no paraba quieto. Fue un remedio perfecto porque no solo me encantaba, también canalizaba toda mi toda energía… que era mucha”.

La filosofía de vida que el karate lleva adherido ha ayudado a Quintero a ser un campeón en los tatamis y en los estudios. A pesar de la exigencia de su deporte, compaginó el trabajo en el tatami con los libros y se licenció como ingeniero aeronáutico. Poco después comenzó a trabajar en una empresa de servicios y soluciones tecnológicas entre entrenamiento y entrenamiento. Por si fuera poco, finalizó un Máster en Materiales Compuestos de Aeronáutica de la UPM y hace escasos meses completó el de Sport Business Administration de Garrigues.

El camino no ha sido fácil pero es un claro ejemplo de los beneficios de aplicar a la vida los ideales de las artes marciales como la constancia, el sacrificio, el respeto y el trabajo. El malagueño lo tiene claro: “Llevando una vida ordenada uno puede hacer de todo siempre que realmente quiera hacerlo. Y el modo de vida de mi deporte, junto con el apoyo que he recibido de mi familia para poder perseguir mis sueños, ha sido fundamental en mi vida”.

El taekwondista de oro

El estatus de 'olímpico' que el taekwondo ostenta desde Sidney 2000 hace que esta modalidad de origen coreano sea una de las más célebres y extendidas de todas las artes marciales. España disfruta una exitosa tradición en este deporte, en la que sobresale especialmente Joel González, campeón olímpico en Londres 2012 y bronce en Río 2016.

Al igual que Damián con el karate, Joel ha sabido aplicar a su vida los principios de su deporte: cortesía, integridad, perseverancia, autocontrol y espíritu indomable. Y, en gran parte gracias a ellos se ha convertido en un rerferente en el deporte y en la vida: ha compaginado su constante cosecha de medallas con la licenciatura en criminología y un máster. Parece que no le basta, pues está preparando un doctorado sobre apuestas y amaños en el deporte que combina sus dos pasiones.

En resumen, las artes marciales sirven para mejorar la condición física, despejar (y trabajar) la mente y forjar el carcácter. Ofrecen métodos de defensa y refuerzan el vínculo con compañeros y rivales. Generan autoconfianza, desarrollan el autocontrol y fomentan el conocimiento. Son herramientas formativas con innumerables beneficios físicos y mentales para niños, adolescentes o adultos, seas un deportista de élite o una persona de a pie.

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